En el recién lanzado videojuego Fast Fino Al Soco Tournament se recorre un barrio de Medellín manejando la icónica moto Yamaha DT. Mientras se conduce por una calle, le pasan los buses viejos de Coonatra. La historia se ubica en una Medellín posapocalíptica, donde incluso las cabinas del Metrocable están destruidas y tiradas en las esquinas.
Este videojuego fue construido por la empresa antioqueña Evoloot Games, un estudio digital que ofrece experiencias y que está ubicado en el barrio Manila: allí crean videojuegos, entornos basados en realidad virtual y aumentada, y próximamente aterrizarán sus ideas en el metaverso.
El punto de partida para esta idea fue la popular página de memes Fino Asprilla (creada también por Evoloot hace tres años) que tiene un personaje que vive en el barrio Belén. La experiencia de Fast Fino Al Soco Tournament hace parte del género de los videojuegos Endless runner que consiste en correr en una sola pista que nunca se acaba. En este caso el personaje llamado Fino es quien conduce.
La trama ocurre en un ambiente entre las películas Mad Max y La vendedora de rosas. Un día Fino despierta en el hospital y se da cuenta de que está en una ciudad distópica del futuro (características negativas que causan la alienación humana) llamada Nea Medellín, es 2036 y debe regresar al barrio con la mayor cantidad de empanadas posibles que recoge en una mochila y con las que ayudará a los pocos habitantes que quedaron vivos.
El mundo aumenta su nivel conforme se van superando los obstáculos: de repende se le viene encima una cabina del Metrocable o un tablero de señalización de la vía que debe esquivar o brincar. El reto, al tiempo, es agarrar las empanadas porque entre más sean recogidas, más puntos se suman para desbloquear acciones y ganar.
Desde el 26 de octubre este videojuego está disponible para móviles (celulares y tabletas), es gratis y se descargar por ahora en versión beta (aún está en pruebas) en Google Play, App Store y AppGallery (Huawei). En las primeras cinco horas de estar al aire logró 1.500 usuarios.
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“Esto para nosotros fue un gran logro porque la mayoría de personas que estamos detrás venimos del sector de la publicidad y nos arriesgamos a tener un trabajo que disfrutaramos y nos gustara, entonces llegar a los videojuegos fue un gran reto que nos ha parecido muy divertido”, dijo Juan Pablo Pérez, director de Operaciones de Evoloot Games.
La idea nació bajo la premisa de ser un videojuego hecho en Medellín para Medellín y el mundo, una nueva alternativa de juego y con funcionalidad para las marcas: que más adelante puedan pautar allí.
“Quisimos que el público latinoamericano se sintiera identificado con un videojuego, diferente a las narrativas encontradas a partir de la visión de los norteamericanos y japoneses”, dijo Daniel Herrera, director creativo de Evoloot Games.
Detrás de la creación hay un equipo de 20 personas, talento local y nacional, que incluye profesionales en modelado 3D, ingeniería, animación, desarrollo y musicalización. Muchas de estas personas son graduados de la UPB de la carrera de ingeniería en diseño de entretenimiento digital. “Todo fue bajo una metodología de encontrar que aquí se puede desarrollar muy buen software y hay personal de muy buena calidad”, agregó Pérez.
En el proceso de creación utilizaron varios tipos de software que les permitió, entre otras cosas, realizar las ilustraciones y animarlas. Las imágenes iniciales (escenas y personajes) las hicieron en una tableta con ayuda de un lápiz digital en el programa Procreate, por ejemplo. La musicalización también la diseñaron: grabaron el sonido de una moto real con micrófonos profesionales que luego pasaron a FL Studio. El modelado 3D y renderizado fue en Blender 3D, y el rigging (dar estructura) y animación en Maya.
Para la primera temporada, que saldrá en los próximos meses, Evoloot tiene planeado premiar a la persona que logre el puntaje más alto: el botín será una moto DT real y con la documentación al día. ¿Se anima a jugar?