La capa de ozono es fundamental para proteger la vida en la Tierra, ya que filtra la radiación ultravioleta dañina; por eso, la noticia de que continúa recuperándose de manera positiva gracias a los esfuerzos globales y a la implementación de políticas ambientales efectivas, como el Protocolo de Montreal ha causado emoción entre la comunidad científica
Según el Boletín sobre el Ozono y la Radiación Ultravioleta, de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se espera que, de mantenerse las políticas actuales, los niveles de ozono sobre la Antártida podrían alcanzar los valores de 1980 hacia el año 2066, en el Ártico para 2045 y en el resto del mundo alrededor de 2040.
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El boletín, que es presentado de forma anual, además destaca la disminución gradual de los gases que agotan la capa de ozono, como el cloro y el bromo, desde el año 2000, lo cual es una señal alentadora de que la capa de ozono está en proceso de recuperación. No obstante, científicos insisten en la importancia de mantener una vigilancia constante.
Un éxito del multilateralismo
El Protocolo de Montreal, considerado uno de los tratados medioambientales más exitosos, ha sido crucial para la eliminación de sustancias nocivas, como los clorofluorocarbonos (CFC), que provocan el debilitamiento de la capa de ozono. Mientras que la enmienda de Kigali, adoptada en 2016, ha impulsado la reducción de hidrofluorocarbonos (HFC), gases que contribuyen al calentamiento global.
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha subrayado que este tratado representa un “poderoso símbolo de esperanza” en tiempos en que el multilateralismo enfrenta grandes desafíos. “Ahora es el momento de ir más allá”, afirmó, haciendo un llamado a continuar con las medidas de protección.
Factores que influyen en la recuperación
A pesar de los avances, la OMM advirtió que ciertos fenómenos naturales, como las erupciones volcánicas, pueden afectar temporalmente la recuperación del ozono. Un ejemplo reciente fue la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai en 2022, que aumentó la cantidad de vapor de agua en la estratosfera, alterando la dinámica del ozono.
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Sin embargo, el boletín destaca que el agujero de ozono antártico de 2023 presentó mejoras respecto a años anteriores, lo que refuerza la confianza en la tendencia de recuperación a largo plazo.
Matt Tully, presidente del Grupo de Asesoramiento Científico sobre el Ozono y la Radiación Solar de la OMM, señaló que la medición precisa y continua de la capa de ozono es esencial para asegurar que las políticas sigan siendo efectivas. “Es fundamental que las observaciones del ozono y las sustancias que lo agotan se mantengan con la calidad y cobertura necesarias”, comentó, e insistiendo en que aún hay aspectos del comportamiento del ozono que necesitan mayor comprensión científica.
Un futuro esperanzador
El pronóstico de recuperación de la capa de ozono trae consigo beneficios adicionales en la lucha contra el cambio climático, pues la eliminación de sustancias que afectan el ozono, muchas de ellas también gases de efecto invernadero, contribuye a mitigar el calentamiento global.
De hecho, se estima que la plena implementación de la enmienda de Kigali podría evitar hasta 0.5 grados centígrados de aumento en la temperatura global para finales de este siglo, lo que refuerza la interconexión entre la protección del ozono y la salud climática del planeta.
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En resumen, la recuperación de la capa de ozono continúa siendo una historia de éxito impulsada por la cooperación internacional. Sin embargo, como advierten los expertos, el trabajo no ha terminado: la vigilancia y la acción global sostenida siguen siendo claves para asegurar un futuro donde la capa de ozono vuelva a cumplir su papel protector en su totalidad.