Un aterrizaje exitoso con desafíos por resolver
El descenso de Athena comenzó tras completar una maniobra crítica de frenado, reduciendo su velocidad en aproximadamente 4.000 millas por hora (1.800 metros por segundo) antes de tocar suelo lunar a las 12:31 p.m. ET.
Durante la transmisión en vivo del aterrizaje, la empresa confirmó que el módulo había alcanzado la superficie de la Luna, aunque la orientación exacta de la nave aún debía determinarse.
“Estamos en la superficie. Ahora evaluemos nuestra posición y estado antes de iniciar las operaciones científicas”, declaró Tim Crain, director de tecnología de Intuitive Machines.
La compañía explicó que uno de los principales desafíos era conocer la disposición del módulo, ya que la ubicación de las antenas determinaría la intensidad de la señal y la capacidad de transmitir datos a la Tierra.
Un laboratorio lunar para la exploración y el programa Artemis
La misión IM-2, en la que Athena es el vehículo principal, tiene un papel crucial en los planes de exploración lunar de la Nasa.
El módulo transporta una serie de instrumentos diseñados para probar tecnologías y recopilar datos científicos esenciales para futuras misiones tripuladas, como las de Artemis.
Uno de los elementos clave a bordo es PRIME-1, un taladro de la Nasa diseñado para perforar la superficie lunar en busca de hielo de agua. Este recurso es fundamental para futuras colonias lunares, ya que podría ser utilizado para producir oxígeno respirable y combustible para cohetes.
“Si encontramos agua accesible en la superficie, significaría un gran avance en la autosuficiencia de futuras misiones espaciales”, afirmó Siegfried Eggl, profesor de ingeniería aeroespacial en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign.
Además, la nave lleva consigo la sonda Micro Nova Hopper, equipada con un espectrómetro de neutrones para explorar cráteres en busca de depósitos de agua congelada. Su diseño le permite realizar pequeños “saltos” en la superficie lunar y acceder a regiones de difícil alcance.
MAPP, el rover que mapeará la superficie lunar
Otro de los dispositivos transportados por Athena es el Mobile Autonomous Prospecting Platform (MAPP), un rover desarrollado por Lunar Outpost.
Este pequeño vehículo de cuatro ruedas, de apenas 10 kilogramos, tiene la misión de cartografiar la superficie, capturar imágenes tridimensionales y analizar muestras de regolito lunar.
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En un movimiento simbólico, la Nasa ha acordado pagar un dólar para tomar propiedad de la muestra de suelo recolectada por MAPP, marcando la primera transacción comercial de recursos espaciales. “Esto es solo el comienzo de la economía lunar”, comentó Justin Cyrus, CEO de Lunar Outpost.
Un paso más en la carrera lunar privada
El aterrizaje de Athena representa la segunda misión exitosa de Intuitive Machines a la Luna. En 2024, su primer módulo, Odysseus, logró posarse en la superficie, aunque quedó inclinado en un ángulo inesperado que limitó su operatividad. Con Athena, la empresa busca demostrar la fiabilidad de sus sistemas y su capacidad para futuras misiones comerciales y científicas.
Ahora, el éxito de Athena y otras misiones recientes, como la del módulo Blue Ghost de Firefly Aerospace, consolidan a las empresas privadas como actores clave en la exploración lunar.
“Estamos viviendo una nueva era en la que el sector privado desempeñará un papel fundamental en la colonización del espacio”, señaló Steve Altemus, CEO de Intuitive Machines.
Operaciones y perspectivas futuras
Se espera que Athena opere en la superficie lunar durante al menos 10 días antes de que la llegada de la noche lunar, con temperaturas extremas, ponga fin a su funcionamiento.
Durante este tiempo, sus instrumentos realizarán pruebas y experimentos clave que contribuirán al desarrollo de futuras misiones a la Luna y más allá.
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