El periodismo colombiano demuestra que no tiene temas vedados y que siempre hay alguien dispuesto a contar las verdades que otros desean esconder. Es darle la vuelta a la geografía nacional, a sus gentes, a sus problemas, también a sus esperanzas.
Qué periodismo el que tiene Colombia. En época de moralistas mediáticos, mucho profeta del desastre quiere hacernos creer que no hay futuro y que lo mejor es arrasar con todo, dar paso solo a la hecatombe. Después de ver estos 1.240 trabajos, que son apenas una muestra de lo que se hace en todo el país periodístico, no queda más que decir: qué equivocados están.
El periodismo es una forma de explicarle el país al país, de aprovechar los formatos narrativos para mostrar las realidades, y para eso no basta con tener una red social con miles de seguidores o tomar una foto en una calle cuando alguien se topa con un hecho noticioso.
Quienes reciben los justos reconocimientos a su trabajo periodístico, veteranos maestros, jóvenes innovadores, disruptores de las convenciones, cultores de las tradiciones, nos demuestran una vez más que hay periodismo de calidad para rato, que en medio de las turbulencias también hay espacio para sacar lo mejor de nosotros.