El mensaje debe estar orientado, siempre, a llamar a los ciudadanos al respeto a la autoridad, la institucionalidad, la ley y la norma. Esa es la obligación de todos. Nunca tendremos el derecho a irrespetar a esos agentes del orden cuando se nos requiera y debemos ceñirnos a ese llamado.
Tal vez la repetición de estos hechos esté estimulando o haciendo sentir a otros ciudadanos con derecho a violar la norma e irrespetar la autoridad. Algo tan sencillo como respetar un semáforo en rojo, por ejemplo. Se ve, con frecuencia, que la gente se pasa.
Ahora, se están repitiendo las asonadas a la Policía en algunos sectores. Entonces, como son frecuentes, el mensaje puede ser que se crea que ello es normal.
En esta administración somos absolutamente institucionalistas, y sea esta ocasión la oportunidad para darles un “jalón de orejas” a estas personas, para que respeten la autoridad y la norma.
Aquí hay asuntos de pedagogía y cultura ciudadana que llevan tiempo y que nos deben permitir recobrar el cumplimiento de la norma y del respeto a la autoridad en que nos educaron, y que se han venido perdiendo. Es fundamental recuperar esos valores. Como sociedad, hay que saber que tenemos derechos, pero también deberes.