Los servicios de vigilancia espacial de las grandes potencias del mundo estaban alerta por la confirmación de que un cohete chino iba a regresar a la Tierra, de forma no controlada. Se trataba de una Larga Marcha 5B, “con una masa estimada de entre 17 y 21 toneladas y un tamaño de aproximadamente 30 metros, con una velocidad de unos 28.000 kilómetros por hora”. Aunque los expertos aclararon que un objeto de esas características, proveniente del espacio exterior y a esa velocidad se desintegra al entrar a la atmósfera –como en efecto lo hizo el pasado sábado– igual cundía la preocupación de que los fragmentos cayeran en zonas habitadas. China informó ya que cayó en el Océnao Índico
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