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Otro logro de la humanidad
La primera foto de un agujero negro destaca las capacidades tecnológicas que se han alcanzado y es un ejemplo de trabajo asociado hacia metas altas. Un aporte a la comprensión del universo.
La increíble capacidad de la mente humana y los sorprendentes avances tecnológicos logrados quedaron plasmados en la primera fotografía real de un agujero negro.
La imagen, que sorprendió al mundo entero, muestra la sombra del agujero, pues este no emite luz, pero a su alrededor se observa el gas supercaliente que va cayendo hacia él.
Desde que fueron predichos por la teoría, estos objetos que se encuentran en el centro de las galaxias han cautivado la atención. A veces resulta hasta difícil imaginar cómo funcionan y cómo están compuestos. Tan masivos que todo lo que se tragan, por llamarlo así, no puede volver a salir, ni la luz, y de ahí su composición oscura.
Como en muchos otros temas relacionados con el universo, se trata de cifras descomunales. El agujero fotografiado se encuentra en una galaxia, M87, a 55 millones de años luz de nosotros o 500 trillones de kilómetros. Para poner un ejemplo, nuestra estrella, el Sol, está a solo 150 millones de kilómetros.
Y ese agujero tiene una masa 6.500 millones de veces la del Sol, un verdadero monstruo, comprimida en un área de 40.000 millones de kilómetros, un punto de esa galaxia en donde, como expresara el astrónomo español José Luis Gómez, participante del logro junto a otros 200 científicos, el universo deja de existir como tal.
El fin del espacio-tiempo, lo llamó Heino Falcke, otro astrofísico del proyecto.
Esta imagen, que es real, fue lograda no con instrumentos ópticos sino con ondas de radio, gracias a la sincronización de ocho radiotelescopios en distintas regiones de la Tierra, para tener datos más sólidos y construir la foto.
¿Qué implica este logro? Más allá de satisfacer la curiosidad y de poder apreciar un objeto del que tanto se habla y especula, es una muestra de que las grandes empresas de la humanidad nacen de la colaboración, de la suma de muchos individuos y voluntades puestos al servicio de una causa común.
Hoy es difícil hacer ciencia en soledad. Es más, resulta un despropósito. La gran mayoría de estudios se hacen mediante la colaboración de varios grupos e instituciones. Así se logran mejores resultados.
Significa además que los nuevos y poderosos telescopios e instrumentos al servicio de los astrónomos, varios de ellos de reciente uso, más los muy sofisticados que están en construcción, ayudarán a mirar cada vez más lejos y con mayor detalle para responder desde preguntas básicas sobre si hay vida en otros mundos, hasta la resolución de asuntos más especializados como el comportamiento del universo y sus componentes.
Asombra ver que en solo 410 años desde que Galileo construyó el primer telescopio hayamos podido ver imágenes de las primeras galaxias y estrellas formadas hace más de 12.000 millones de años y logrado detectar objetos y estructuras inimaginadas hace un siglo. Y ahora tomar esta histórica foto del agujero.
Sirve este logro para llamar la atención sobre la necesidad de que en el país se apoye más el desarrollo de la astronomía, que cada vez cuenta con mayor número de profesionales que participan en investigaciones internacionales, pero que carecen de instrumentos como un telescopio del tamaño adecuado para complementar el trabajo y hacer muchos más aportes al conocimiento global.
Un buen momento que hay que aprovechar.
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