El Dane reveló a finales del mes de marzo las estadísticas del mercado laboral correspondientes al mes de febrero. La información sigue mostrando un mercado debilitado, aunque hay que señalar, no muestra un deterioro significativo en relación con lo observado a finales de 2017.
Es conveniente tener en cuenta que para el análisis no basta con comparar los datos de febrero con los del mismo mes del año anterior. Este tipo de examen, en efecto, evidencia un aumento importante de la tasa de desempleo a nivel nacional (10,8% en febrero de 2018 contra 10,5% en el mismo mes del año anterior), y en las 13 áreas metropolitanas (11,9% contra 11%). Algo similar se observa comparando los trimestres a febrero de 2018 y 2017 (el promedio de diciembre, enero y febrero), una medida que se conoce como promedio trimestral móvil y que tiene menos variabilidad que el dato mensual. En este caso, la tasa de desempleo también aumentó respecto al mismo período del año anterior en el total nacional, las cabeceras y las 13 áreas. Sólo en las zonas rurales descendió.
Sin embargo, es apresurado hacer inferencias ya que se está ignorando la presencia de la estacionalidad (variaciones regulares y previsibles que se repiten cada año) característica del mercado laboral. Por esa razón, es conveniente trabajar con estadísticas laborales que no tengan ese componente, para poder obtener medidas más adecuadas. Así las cosas, las series sin estacionalidad muestran un panorama un poco diferente: la tasa de desempleo nacional para el último trimestre móvil no presenta una variación significativa, mientras que en las 13 áreas aumentó un poco. También es importante destacar que la tasa de desempleo nacional, calculada de esa forma, se mantiene sistemáticamente por debajo de la tasa urbana, lo cual se explica por el buen desempeño que de tiempo atrás ha tenido el empleo rural (véase el reciente Informe al Congreso de la Junta Directiva del Banco de la República).
Para entender el ligero incremento de la tasa de desempleo urbano, hay que referirse a otras dos estadísticas que reporta el Dane. La primera es la Tasa Global de Participación (TGP es la proporción entre las personas en edad de trabajar que laboran o están dispuestas a hacerlo y el total de personas en edad de trabajar), mientras que la segunda corresponde a la Tasa de Ocupación (TO es la relación porcentual entre la población ocupada y el número de personas que integran la población en edad de trabajar). La TGP representa a la oferta laboral, mientras que la TO a la demanda. La interacción entre las dos explica el comportamiento del desempleo. Una vez aclarado esto, el comportamiento del desempleo puede explicarse por una mayor reducción reciente de la TO que de la TGP. En otras palabras, la demanda laboral crece menos que la oferta laboral y el resultado es un mayor número de trabajadores desempleados.
Un hecho incontestable, en consecuencia, es el deterioro paulatino que desde hace dos años ha mostrado el mercado laboral urbano, un aspecto que debe preocupar a las autoridades económicas y a los analistas. Si bien, los últimos datos muestran un aumento leve de la tasa de desempleo urbano, como resultado de unas mejores cifras de actividad económica, lo deseable sería una reversión de ese comportamiento.