Hace una semana, una lectora y suscriptora de EL COLOMBIANO reportó, ante el Defensor de las Audiencias de nuestro periódico, la similitud entre un informe publicado en este diario el 5 de enero de 2016, y que llevaba la firma de la editora internacional, Diana Carolina Jiménez, y un artículo publicado en The New York Times, firmado por el periodista John Harney. El informe hacía referencia a “la crisis que tiene en vilo al mundo musulmán”. La lectora manifestó que se trataba de una traducción literal “que reproduce casi totalmente” el artículo del NYT.
El Defensor de las Audiencias, siguiendo sus procedimientos, envió copia de la queja al macroeditor y a la Directora de este diario. De inmediato se estudió el material periodístico, para hacer un primer diagnóstico, y se citó a la editora para obtener su versión y escuchar sus razones. Una vez cumplidos estos pasos, la Dirección de EL COLOMBIANO consideró que la periodista incumplió no solo las normas de nuestro Manual de Estilo, sino principios básicos de deontología periodística, y por tanto debería dejar de inmediato esta empresa. La editora internacional, entonces, presentó renuncia a su cargo, la cual le fue aceptada en el acto.
No ha sido la única determinación tomada, y no se detiene allí el procedimiento activado. Horas después de recibido el mensaje de la lectora, la Directora del diario se comunicó telefónicamente con ella para agradecer su información, y para manifestarle el compromiso del periódico por atender su caso, como efectivamente se hizo. Al tiempo la Directora convocó al comité de Dirección, los macroeditores y editores, para exponer la situación y tomar otras medidas, además de invitarlos a una reflexión con sus equipos. Las noticias e informes publicados con la firma de la periodista Jiménez están siendo revisados. Por su parte, el Defensor de las Audiencias recibió la respuesta escrita de la Dirección y en ejercicio independiente de sus competencias presentará sus conclusiones.
No solo ante esta lectora, sino ante todas nuestras audiencias, reconocemos la gravedad del caso. Tenemos confianza en nuestros redactores, en su compromiso de calidad y en su ejercicio ético del oficio. Quien trabaja en EL COLOMBIANO sabe que valoramos su competencia profesional, pero antes que eso contamos con sus valores éticos. Lamentamos profundamente este caso, ocurrido a pesar de tener establecidos controles en la Unidad de Contenidos para la publicación final de los trabajos periodísticos.
Ofrecemos sentidas disculpas a nuestras audiencias y a los colegas afectados. Nuestro producto es precisamente para que sea examinado por cientos de miles de ojos cada mañana al abrir el periódico en papel, al desplegar sus versiones digitales y al visitar las redes sociales. Tantos y tantos lectores a los que debemos el máximo respeto y el mayor compromiso de calidad y ejercicio transparente del periodismo.
Los fallos ocurridos no se dejarán pasar para esperar su pronto olvido. Ese no es nuestro estilo. Los controles se reforzarán, las capacitaciones a nuestros profesionales continuarán. Valoramos más que nunca la posición activa de las audiencias en señalarnos yerros y comunicarnos sus opiniones, con la seguridad de que ella se verá correspondida con total seriedad en la atención de sus exigencias de verdad y responsabilidad.