juan David Villa
Editor
Juanda0812@gmail.com / @ortografiajuanv
juan David Villa
Editor
Juanda0812@gmail.com / @ortografiajuanv
Lo pillé en Facebook
“Dale el control a tus hijos”, “Dile hola a las películas y series originales”
No tengo pruebas estadísticas, pero sí una profunda convicción: este es el error idiomático más cometido. La fórmula correcta es “yo les dije a ellos”: yo concuerda con ellos. Entonces, “dales el control a tus hijos”. Dales se entiende con hijos, no con el control. Mejor dicho, se entiende con quien recibe la acción. ¿Quiénes van a recibir el control? Pues los hijos, en plural.
“Diles hola a las películas”. Incluso si la dejamos hasta ahí, hay que usar plural: diles se entiende con películas y series. Plural.
Otro cantar es “dale el control a tu hijo” y “dile hola a la película”. Hijo, película: ambas en singular, luego, dale y dile (en singular también). ¿Les pareció clara (a ustedes) esta explicación?
“Qué viva el amor”
¿Recuerdan que en la pasada crítica les hablé de esto? “¡Qué viva María!” no es lo mismo que “¡que viva María!”. Así que, queridos lectores, no por estar dentro de una exclamación lleva tilde. De hecho, la pronunciación no es igual: en la primera qué tiene mucha fuerza, en la segunda es débil.
En la primera estoy asustado porque María resultó ser muy avispada, aunque mensa y mansa parecía. En la segunda, “le doy vivas a María”: yo deseo “que viva María”, como a los reyes: que viva el rey.
Chivo expiatorio
Un chivo expiatorio es aquella persona que paga por los pecados ajenos. Por ejemplo, cinco personas se roban una plata y solo una paga por el crimen, y salva al resto (así que los demás criminales quedan limpios). No estamos hablando de espiar, que es lo que hace la CIA. Estamos hablando de expiar: borrar la culpa, pagar la condena, purificar un lugar sagrado.
Un viejo ritual judío: tomaban dos machos cabríos (el chivo es el hijo de la cabra). A uno lo degollaban de una vez y al otro lo soltaban en el desierto, donde obviamente moría. Este último era el chivo expiatorio, el que lavaba los pecados que enojaban a Yahvé.