La señora presidenta del Brasil ha sido destituida injustamente por un Congreso que mayoritariamente es enemigo de las políticas que eligieron a Dilma como presidenta de los brasileros. Lamentablemente el Partido de los Trabajadores (PT) no logró formar una coalición política mayoritaria que le permitiera el desarrollo de la plataforma que en 2014 permitió la reelección de la presidenta Rousseff.
Esto es una enseñanza para la izquierda democrática de América Latina: en todos los casos hay que asegurar una conjugación política entre la Presidencia, el Parlamento y los organismos que dirigen el Estado en cada una de las naciones.
Nosotros desde el Polo Democrático Alternativo hemos expresado, y lo hacemos ahora, nuestra solidaridad con la presidenta y con el PT, así como nuestra preocupación por lo que está pasando en Brasil. Y hacemos un llamado a todos los hermanos latinoamericanos para que no vuelvan a suceder hechos como este que sin duda atentan contra la democracia y los intereses de la gente más pobre.
La presidenta es demasiado transparente, y las medidas que tomó lo hizo para favorecer a las gentes de bien de su país. Y el Parlamento corrupto, sin apoyo ciudadano, de mayoría de derecha, agravó la crisis política.