Están dadas las condiciones para un desarrollo positivo en esta última etapa de las conversaciones. Quedan dos puntos de los cuales el tercero ha sido abordado ya por una subcomisión técnica, con resultados favorables, según las partes, por lo cual no se parte de cero, de la nada.
De igual manera, las partes tienen avances en el punto sexto. Ello no significa que se trate de asuntos fáciles ni que su acuerdo se pueda considerar automático o simple.
La mesa llega a esta fase no solo con avances sustanciales en esos puntos, sino en la consolidación del método de trabajo en la mesa. Ahora existe la posibilidad de que se asuma el esquema de sesiones continuas, saliendo de los ciclos.
Eso contribuye, pero no significa desconocer que hay posiciones diametralmente opuestas en algunos aspectos. Ni se puede subestimar que esos temas requieran tiempo para ser discutidos.
Más allá de una fecha de terminación exacta, hay una disposición de las partes a avanzar y a obtener acuerdos prontos, eficaces y sólidos.
En una negociación puede haber momentos difíciles, pero hay un acumulado definitivo (en especial en Justicia Transicional y Víctimas) que pone un punto muy alto del proceso, con un cese cuasi bilateral de facto de las hostilidades, lo cual suma hechos, en el terreno, de confianza y estabilidad. Implementar los puntos acordados no será sencillo. Será exigente, pero se capta en la sociedad disposición y convicción de que la paz con las Farc será posible y que pasaremos la página de estos más de 50 años de violencia.
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