El inicio del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha sido bastante errático en la toma de decisiones.
El nuevo presidente ha entrado con una actitud de paralizar todo lo que haya provenido de gobiernos anteriores, sin importar si su origen era político o técnico y sin evaluar si esos procesos estaban teniendo buenos resultados o no. Hay una idea de renovación total en los programas. Sin ninguna evaluación fue cancelando todo para empezar de nuevo, en un país con tantos conflictos como México.
López Obrador quiere que el gran motor de su gobierno sea un programa muy vasto de transferencias directas, de subsidios, a la población más necesitada y para eso ha tenido que cancelar muchos programas que venían funcionando. Utiliza esos recursos en forma de una transferencia directa a la población vulnerable.
En esta forma de proceder hay un elemento positivo importante que es que Andrés Manuel López Obrador está tratando de cuidar temas de responsabilidad financiera y en ese sentido hay que reconocer que el manejo del presupuesto está equilibrado. Y esto es lo que motiva que todo este financiamiento de política social sea a costa de otros programas.