Las medidas tomadas por la Alcaldía de Medellín no van a tener mucha eficacia, son pañitos de agua tibia. Las medidas deben ser mejor pensadas y planificadas. Ahora bien, es verdad que el parque automotor tiene mucho que ver con la contaminación, y eso es lo que se pretende mitigar con la jornada sin vehículos.
A eso se suman los incendios; la acentuación de la inversión térmica en horas de la noche y al amanecer, quedando la contaminación atrapada en el Valle de Aburrá por la compleja topografía. Este episodio ya se sufrió en Semana Santa, mucha gente se fue a pasear pero la situación persistió.
Entre las medidas concretas, definitivamente debe estar la de un sistema de transporte con cobertura amplia, que desincentive el vehículo particular, responsable de más del 80 % de la contaminación. Hay que cambiarlo por transporte eléctrico y de gas natural. Pero mientras se llega a eso, y así los buses y busetas expulsen mucho humo negro por un diésel de mala calidad, siempre será más anticontaminante ese bus con muchos pasajeros que un carro con pocas personas.
En el Valle de Aburrá, entre el 15 y el 18 % de la contaminación proviene de la industria. Ya la región es más comercial que industrial. La industria puede aportar a las soluciones, con horarios de emisión que se adecúen a la inversión térmica.