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Columnistas | PUBLICADO EL 24 marzo 2021

La Universidad que necesitamos

Por Carlos A. Roldán Sánchez

roldanabus8101@gmail.com

Un lugar de encuentro entre humanos para pensar y discutir sobre lo que queremos vivir como especie, en el mundo, con los otros y en instituciones justas. La universidad sobreviviente a la pandemia o es humanista o no será. La reflexión sobre el futuro de las universidades después de la pandemia debe llevarnos a considerar qué tipo de institución humana es, para qué y cómo la necesitamos.

El origen de la universidad en el siglo XII es en el regazo de la Iglesia como una necesidad de reunión entre los que enseñan y los que aprenden. Rápidamente se convirtió en un lugar de encuentro de estudiantes que viajaban largos trayectos para escuchar las lecciones de un afamado maestro, disputar las tesis expuestas y celebrar nuevas conclusiones sobre viejas premisas. La universidad es una de las instituciones más importantes de la cultura humana. Ha sobrevivido a pestes, guerras y persecuciones y en un país como el nuestro, se ha abierto paso en medio del conflicto armado y político, trayendo progreso con las ciencias, las profesiones, las artes y el pensamiento crítico; las públicas, pese a los bajos presupuestos; las privadas, pese a grandes dificultades.

Aunque la universidad siempre sobrevive en medio de las tormentas, las amenazas que le ha tocado sortear son muchas. El creciente desarrollo tecnológico que masifica el acceso a la información en todos los niveles, que cualifica en un menor tiempo y con mayor eficacia a los individuos, más la costosa adaptación de una institución que va más lento que la realidad justamente porque la piensa, han hecho parecer a las universidades como obsoletas en un mundo al que se accede con solo tocar una pantalla.

Sin embargo, en la pandemia, la obligación de volver a pensar el sentido de la universidad es urgente. Ahora que queremos levantarnos, ¿será la universidad la esperanza para esta recuperación de lo humano? Me refiero a si la universidad será el lugar del encuentro después del aislamiento. ¿A qué volver a la universidad?

Muchos son los retos respecto a los modelos para el aprendizaje. La universidad debe hacer las preguntas apropiadas sobre cómo aprendemos, qué necesitamos aprender para sobrevivir como especie de manera sostenible, cómo democratizar el conocimiento en instituciones justas que nos permitan construir la vida con libertad, audacia y solidaridad. Porque está en su origen, la universidad tiene un imperativo moral como sobreviviente de la pandemia: debe ser nuevamente el lugar del encuentro humano entre los que aprenden y los que enseñan a pensar y a resolver la vida. Por eso la universidad será una experiencia humanista, o no será

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