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Columnistas | PUBLICADO EL 05 marzo 2022

Guerra y psicodelia

Mientras 181 equipos de investigación en el mundo enriquecen la evidencia sobre la seguridad y efectividad de los psicodélicos, en Colombia hay sofoco cuando se menciona el tema.

Por Adriana Correa Velásquez - adrianacorreav@atajosmentales.com

Era junio de 2021. Connie Leyva y José Martínez se encontraron por videollamada. Ella, una legisladora californiana conservadora y opositora a cualquier asunto sobre el uso de las “drogas”. Él, un veterano de la guerra al que le faltan dos piernas y un brazo, que perdió en Afganistán.

No terminaba el encuentro y Connie ya había cambiado. Votó a favor del proyecto de ley para despenalizar la posesión e intercambio de psicodélicos como LSD, DMT, Mdma, ketamina y psilocibina, este último el ingrediente psicoactivo de los hongos “mágicos”.

Los hongos fueron los únicos que ayudaron a José a calmar el dolor físico y los pensamientos suicidas que trajo de la guerra. Por eso, José se ha convertido en uno de los lobistas más importantes de Estados Unidos a favor del uso terapéutico de sustancias alucinógenas. La psilocibina ya ha sido despenalizada en seis ciudades de este país. Canadá ha ido más lejos: desde enero de este año, los médicos pueden recetar psicodélicos para los padecimientos de salud mental.

La historia de José la narra The New York Times y, en ella, él se declara un sobreviviente de los que perdieron la guerra en casa. Con esa frase se refiere a los más de treinta mil excombatientes que se han suicidado desde el 11S.

Lo que traen de la guerra los soldados se llama, en muchos casos, trastorno por estrés postraumático. Y lo más reciente que ha encontrado la ciencia para tratarlo está presente en los psicodélicos. Las universidades más reputadas han creado centros exclusivos para el estudio de estos compuestos: lo hizo la Johns Hopkins (Baltimore), el Imperial College (Londres), la de California y el Hospital de Massachusetts.

Para los veteranos, estas terapias son la esperanza para seguir con la vida. Prueba de ello es la lista de espera de ochocientos que acumula una organización dedicada a conectarlos con estas alternativas. En América Latina ya hay más de ciento cuarenta retiros de ayahuasca, un brebaje con propiedades alucinógenas preparado por comunidades indígenas

Pero mientras ciento ochenta y un equipos de investigación en el mundo enriquecen la evidencia sobre su seguridad y efectividad, en Colombia hay sofoco cuando se menciona el tema. Las preguntas sobre el inimaginable potencial de plantas y especies criminalizadas apenas surgen para unos pocos.

Aquí, por ejemplo, el Fondo Nacional de Estupefacientes le responde a algunos grupos que quieren estudiar los componentes activos de los hongos mágicos, que los deben importar, a pesar de que crecen libres en cualquier potrero.

Aquí, donde tenemos una profunda herida de guerra con más de veinticuatro mil exmilitares, más de doce mil mutilados por minas antipersona, setenta y seis mil desmovilizados y nueve millones de víctimas por el conflicto armado. Aquí, justamente, es donde resultaría más urgente despejar todas las barreras legales e imaginar para ellas y ellos un acontecimiento tan estremecedor y poderoso que les podría devolver su derecho más simple y, al mismo tiempo, más esencial: una vida normal 

Adriana Correa Velásquez

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