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Columnistas | PUBLICADO EL 26 octubre 2022

Antología del disparate

El país paga las consecuencias de sus equivocaciones electorales. De la irresponsabilidad de su clase política que obligó a las gentes a votar entre un mitómano o un bipolar.

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Por Alberto Velásquez Martínez - redaccion@elcolombiano.com.co

Mientras el 2022 se va desvaneciendo en el calendario, en Colombia el desprestigio del gobierno crece. Petro caza peleas con el presidente de los Estados Unidos acusándolo de arruinar las economías de los países del continente, y a la vez le pide a Biden quitar la visa norteamericana para entrar los colombianos libremente a los EEUU. No lleva siquiera los primeros cien días de gobierno y el apoyo de la opinión pública encuestada se derrumba. En dos meses – agosto a octubre del 2022- cayó diez puntos, al bajar del 56 al 46 %. Y de sobremesa la desaprobación a su gestión, según Invamer/Gallup-que era del 20 %, subió al 40 %. Se dobló en dos meses.

Parejo con el descredito presidencial la encuesta revela datos preocupantes. Si hasta hace dos meses el 48 % de los encuestados consideraban que las condiciones del país eran malas, ahora, el 64 % estima que empeora. El optimismo se va de bruces. Los mismos inconformistas que votaron por Petro creyendo que con él, ríos de leche y miel iban a correr por las calles de las zonas deprimidas, le pasan cuentas de cobro al percatarse que todas esas ilusiones eran utopías.

El dólar disparado. La inflación creciendo. La deuda pública y privada contratada en dólares, desbocada. Una fuga de dineros de inversionistas y ahorradores que por su volumen saturan la capacidad bancaria interna para agilizar la apertura de esas cuentas en el exterior. Y de encima persiste el gobierno en una reforma tributaria que golpeará más a los generadores de producción y empleo, así como a las clases medias y populares. No escucha siquiera al director del Fondo Monetario Internacional que clama porque, “el ajuste fiscal no sea hostil con el crecimiento económico” . En Bogotá, los indígenas le dan garrote a policías inermes en total indefensión. La inseguridad, empeora. Así lo percibe el 83 % de los encuestados, en tanto el 66 % considera que la corrupción se agrava. Y el 80 % estima que el gobierno le está dando un mal manejo a la economía, panorama agravado por los anuncios de sus imprudentes ministros que le han declarado la guerra a la explotación de hidrocarburos, fuente principal de las exportaciones colombianas y de sus ingresos fiscales.

Lo que le pasa a Colombia, nos decía con sorna un viejo zorro, “es que la solución está en manos del problema”. El país paga las consecuencias de sus equivocaciones electorales. De la irresponsabilidad de su clase política que obligó a las gentes a votar entre un mitómano o un bipolar. Entre un autócrata populista, que ganó, y el payaso de circo pobre que anda perdido como un zombi en busca de editor que redacte su deslucido papel en las urnas.

Mientras Petro insista en sus excentricidades, su desprestigio y el del gobierno crecerá más. Y podrá escribir el Presidente un tomo complementario a la “Antología del Disparate”, libro que entre lo inverosímil y lo divertido hizo reír a tantos lectores a finales del siglo pasado .

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