El petróleo es la noticia mundial en el arranque de este mes, todo por cuenta de que los principales países productores agrupados en la Opep+ anunciaron recortes voluntarios en el bombeo, lo cual no estaba en los papeles ni del más optimista de los expertos.
Desde mayo hasta final de año el mundo verá cómo se retirarán del mercado 1,66 millones de barriles diarios (mbd) y aunque parezca una decisión más relevante en el otro lado del charco, para Colombia es de la mayor importancia. Es que ayer mismo se empezaron a ver los efectos: el crudo Brent –referencia para el país– se disparó 4,8% hasta los US$83,63 por barril.
Lejos de ser una reacción coyuntural del mercado, esta subida puso a varias organizaciones, expertos y hasta gobiernos a rehacer sus cuentas. Goldman Sachs, por ejemplo, cree ahora que el barril costará US$95 a final de año, y no US$90 como vaticinó anteriormente; además, ve posibilidades de que llegue a US$100 en 2024 (US$3 más frente a la previsión pasada).
Calculadora en mano
Como una economía estrechamente vinculada a las fluctuaciones del crudo, Colombia se “frota las manos”. Si bien el Gobierno estima –en el Plan Financiero 2023– que el Brent cerrará este año a US$94,2, para 2024 dibuja un panorama más bien prudente y lo ubica en US$84,5, por lo cual hay que ver si estos cálculos cambiarán.
En cualquier caso, las noticias que llegan desde la Opep+ son bien recibidas partiendo de que la menor oferta disparará la demanda y esta la tendrán que satisfacer países como Colombia –a pesar de no ser un gran productor–.
Además, hace un par de años el Ministerio de Hacienda apuntaba que por cada dólar que incrementaba el precio del Brent al país le entraban US$130 millones más, y ese ejercicio se había hecho con un dólar muy por debajo de los $4.603 en los que se encuentra hoy, develando así una “bonanza” potencialmente más grande.
Desde luego al Gobierno le interesa tener recursos para poder adelantar todas las reformas y los proyectos sociales que estas conllevan, pero también para cerrar de una vez por todas el hueco del fondo que estabiliza los precios de la gasolina (Fepc).
Es que ni siquiera las cifras históricas de Ecopetrol en el 2022 alcanzaron, pues con los dividendos decretados por la petrolera, la Nación, como socio mayoritario, recibirá $21,57 billones (se repartirán $24,38 billones en total), mientras que el déficit a cubrir este año sería de $28 billones. Entonces está por verse si tras la medida de la Opep+ llegarán recursos adicionales para quitarse el dolor de cabeza del Fepc.
¿Amenaza a la vez?
Pero el petróleo es un arma de doble filo. A la par que las carteras de Hacienda de los países productores empiezan a hacer cálculos al alza, expertos advierten que podría revivir el fantasma de los precios altos –que dicho sea de paso, no se ha ido del todo–.
De acuerdo con los analistas económicos de Itaú, si bien está dentro de los cálculos que la demanda de petróleo suba a final de este año, con las alzas que se divisan en la cotización “existe un nuevo riesgo de que se produzca un nuevo impulso inflacionario en la economía mundial”.
Como quien dice, si el combustible se va a pagar más caro, como efecto en cadena todos los precios podrían volver a dispararse: las materias primas, la comida, el transporte, solo por mencionar algunos.
Es que en el último año la gasolina en Colombia ha subido $2.200, y según las cuentas que había dejado el Gobierno de Iván Duque, para agosto de este año debería subir otros $2.600 y hay quienes indican que en realidad el incremento debería ser de $4.600 para alcanzar los precios internacionales.
Fuentes de la Casa Blanca citadas por la Agencia EFE dejaron ver su malestar por el contexto en que la Opep+ adoptó esta decisión. “Creemos que estos recortes no son recomendables en este momento dada la incertidumbre del mercado y lo hemos dejado claro”, dijeron.
También fue interesante la postura del comisario europeo del Mercado Interior, Thierry Breton: “Después de esta decisión, es urgente, verdaderamente urgente, dejar de ser dependientes de las energías fósiles porque los que las controlan, o al menos controlan una mayor parte, juegan con eso (...) es un mercado artificial”.
Escalándolo a Colombia el escenario sería bastante complejo teniendo en cuenta que el país es uno de los que ha lidiado con los altos precios por un tiempo más prolongado. A febrero la inflación anual iba en 13,28%, un máximo de 24 años.
Si bien el Gobierno dice que el encarecimiento que le ha pegado al bolsillo de los colombianos ya tocó techo, y los analistas confían en que en el segundo semestre todo empezará a normalizarse, esta nueva amenaza pone a muchos a mirar con precaución lo que se viene.
En su caso, Mauricio Santamaría, presidente del centro de investigaciones económicas Anif, no se atrevió a decir todavía que la inflación haya llegado a su punto máximo. “Ha sido tan sorpresivo todo lo que ha pasado con inflación, y la demanda sigue tan fuerte, que hay que esperar, si bien ya estamos en la curva (descendente)”.
Los que tienen las llaves
¿Pero cuáles son los países que provocarían todo este movimiento? El recorte “voluntario” de bombeo de crudo se reparte principalmente entre Arabia Saudí y Rusia, que harán una reducción de 500.000 barriles diarios cada uno.
A estos los secundan Irak (211.000 bd), Emiratos Árabes Unidos (144.000 bd), Kuwait (128.000 bd), Kazajistán (78.000 bd), Argelia (48.000 bd), Omán (40.000 bd), y Gabón (8.000 bd).
“La reunión tomó nota de que se trata de una medida cautelar destinada a apoyar la estabilidad del mercado petrolero”, aseguró la Opep+ en un comunicado, y anunció que la próxima reunión de los principales países productores se realizará el 4 de junio
