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El presidente Gustavo Petro hizo este sábado 2 de septiembre un planteamiento para, en sus palabras, eliminar los déficits monumentales en las finanzas del transporte público y evitar la muerte de usuarios cuando intentan evadir los controles o torniquetes de los sistemas masivos en las grandes ciudades.
La idea, que lanzó solamente como una propuesta, consiste en que el pago del transporte se haga no a través de las tarjetas, como hoy funciona el Metro de Medellín o el Transmilenio de Bogotá, sino por medio de una cuota que esté incluida en el recibo o factura de los servicios públicos.
“Una idea para las ciudades con transporte público masivo: ¿y si pagaramos a través de una pequeña cuota en la factura de la luz el transporte público cada mes y nos diera derecho a subirnos en cualquier bus todos los dias y durante el tiempo que sea? (sic)”, escribió el jefe de Estado a través de su cuenta de X (antes Twitter).
El mandatario se adelantó a explicar qué significaría esta propuesta y aseguró que sería “aparentemente, y realmente para muchos, un transporte gratuito, y su pago real estaría distribuido en toda la sociedad de las ciudades respectivas con el peso que se le da a los estratos en las facturas”.
Antes de que le preguntaran cómo funcionaría, Petro explicó en ese mismo mensaje que se “podría establecer fácilmente un subsidio al transporte para estratos débiles económicamente”. Esto, a su juicio, acabaría la evasión en el sistema. “Los pudientes, a lo mejor no usarían el transporte público pero subsidiarían a los menos pudientes”, dijo.
Los efectos que tendría la implementación de un modelo como este, según aseguró el mandatario, son bastante ambiciosos e irían desde mejorar la fluidez o rapidez con las que se ingresa a las estaciones del sistema de transporte porque ya no habría control con tarjetas en torniquetes, hasta evitar muerte de personas por evitar los controles y eliminar los déficits monumentales en las finanzas del transporte público.
Lo cierto es que una de las papas calientes en términos fiscales con la que se encontraría este gobierno tenía que ver con las grandes pérdidas y el alto déficit que tienen los sistemas de transporte masivo del país.
La estrechez económica de los sistemas de transporte masivo se comenzaba a evidenciar en los años antes de la pandemia, pero con la llegada del covid-19, la declaratoria de la emergencia sanitaria que derivó en el aislamiento preventivo llevó a que su déficit aumentara, pero el puntillazo fue el paro nacional de mayo y junio del 2021, que llevó a que las pérdidas diarias se multiplicaran.
De acuerdo a registros de la Asociación Latinoamericana de Sistemas Integrados para la Movilidad Urbana Sustentable (Simus) ya en el 2020 se registraba un descuadre en las finanzas de los sistemas de transporte de $2 billones debido a que los buses articulados operaban a pérdida por menores ingresos por pasajes.
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