Las altas temperaturas y la sequía por cuenta del fenómeno del Niño le pegaron duro al cultivo de palma de aceite en Colombia. Así lo confirmó Fedepalma al ratificar que la producción en el último año ha tenido una contracción del 1,2%.
Y si mira solo el primer trimestre de este 2024, la cosa se pone peor y trajo malas noticias para los palmicultores porque se ha producido un 12,5% menos de aceite que en el mismo periodo del año pasado.
¿Qué está pasando? Fedepalma responsabiliza a las altas temperaturas que ha traído El Niño, que han hecho que las palmas den menos fruto y que este tenga menos aceite. A esto se le suma la enfermedad de la Pudrición del Cogollo (PC), que ha afectado especialmente a los cultivos del norte del país. A pesar de las dificultades, hay una región que sí está sacando la cara: la zona suroccidental, es decir, Tumaco, en donde los productores han logrado mantener e incluso aumentar la producción de aceite de palma en el primer trimestre del año.
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Sin embargo, el premio palmicultor tiene buenas noticias por otros frentes, ya que estimó una producción anual de alrededor de 400.000 toneladas de aceite de palma alto oleico, según anunció Nicolás Pérez Marulanda, presidente del gremio, en el cuarto Taller de Aceite Oleico, del 52º Congreso Nacional de Cultivadores de Palma de Aceite, que se realizó en Bucaramanga, la semana pasada.
Asimismo, las cifras del gremio revelan un crecimiento constante en el área sembrada con palma híbrida OxG. Actualmente, más de 110.000 hectáreas están registradas, representando el 18% del total de palma de aceite en Colombia, con más del 75% de estas áreas ya en producción.
Y si se pone la lupa sobre las regiones colombianas, el 43% del área sembrada con OxG se encuentra en la Zona Oriental, el 27% en la Zona Central, el 19% en la Zona Suroccidental y el 11% en la Zona Norte. Y dentro de esta división territorial, Tumaco, en Nariño, y Urabá, en Antioquia, se destacan con el 100% de su área dedicada a este cultivo, permitiendo un análisis detallado de su potencial en la cadena de producción.
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Con este panorama de fondo, EL COLOMBIANO conversó con Nicolás Marulanda, presidente de Fedepalma, para conocer más de cerca la realidad de ese sector del agro, sus preocupaciones y proyecciones del 2024.
¿Cómo evalúan los empresarios del sector palmicultor el primer semestre de 2024?
“El año pasado fue excepcionalmente positivo para nuestro sector, tanto en producción como en precios. Sin embargo, desde finales del año pasado, la principal incógnita era cómo afectaría el fenómeno de El Niño a nuestra producción en el primer semestre de 2024. Este fenómeno, que fue particularmente severo entre febrero y abril, ha resultado en una caída cercana al 8% en la producción acumulada hasta abril, comparada con el mismo periodo del año pasado. Aunque la zona suroccidente, alrededor de Tumaco, mostró un incremento debido a su comportamiento climático inverso, no fue suficiente para compensar las pérdidas en otras regiones”.
¿Qué implicaciones tiene esta disminución de producción para el resto del año?
“Dado que la producción del primer semestre usualmente representa el 55% de la producción anual, ya es evidente que no alcanzaremos los niveles del año pasado. Estimamos una disminución de entre 100.000 y 130.000 toneladas respecto a las 1.850.000 toneladas producidas en 2023. A pesar de esta baja en producción, los precios han permanecido relativamente estables, lo que ha mitigado parcialmente el impacto”.
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¿Cómo ha afectado el mercado internacional a la industria palmicultora colombiana?
“A nivel internacional, la producción de palma ha disminuido en otros países productores como Guatemala, México y Honduras, con caídas superiores al 20%. Esto ha aumentado el interés por el aceite de palma colombiano, especialmente en mercados deficitarios como México y Brasil, donde nuestras exportaciones han sido muy importantes en estos primeros meses del año”.
¿Qué otros factores, aparte del fenómeno de El Niño, están impactando al sector?
“Otro factor relevante es la pudrición del cogollo, una enfermedad que afecta severamente las plantaciones en el departamento del Magdalena y del Cesar. Aunque esta situación lleva ya dos años, sigue impactando la productividad de esas regiones. No obstante, no hemos visto una disminución en las inversiones ni en el mantenimiento de los cultivos. Al contrario, los buenos precios de los últimos años han permitido una adecuada fertilización y cuidado de las plantaciones”.
¿Cómo se están comportando otras regiones del país, como Urabá, en Antioquia?
“En Antioquia, específicamente en el Urabá antioqueño, la producción de palma ha sido relativamente menos afectada por la sequía, gracias a las abundantes lluvias en la región. Sin embargo, incluso allí, el verano fue particularmente fuerte y afectó la producción. A pesar de esto, Urabá sigue siendo un referente nacional por sus altos niveles de productividad”.
¿Está garantizado el suministro de aceite de palma para el consumo nacional?
“No hay riesgo de desabastecimiento. Colombia produce actualmente un superávit que permite exportar entre el 25% y el 30% de la producción total. La prioridad es siempre el mercado nacional, tanto para el consumo humano como para la producción de biodiesel. Las exportaciones se ajustan según la disponibilidad después de cubrir la demanda interna”.
¿Cómo se enfrenta el sector a las nuevas regulaciones internacionales, como la directiva de deforestación de la Unión Europea?
“Nos estamos preparando para cumplir con la directiva de deforestación que entra en vigor en enero de 2025. Esto incluye la georreferenciación del 100% de los predios palmeros y un monitoreo satelital independiente para confirmar que la palma en Colombia no está asociada con la deforestación. Además, estamos certificando a los productores bajo el estándar de aceite de palma sostenible de Colombia, aunque este proceso tomará al menos tres años para completarse”.
¿Cuál es la estrategia del sector palmicultor respecto a los biocombustibles?
“El biodiesel es el segundo mercado más importante para el aceite de palma colombiano. En 2023, se utilizaron cerca de 600.000 toneladas de aceite crudo para su producción, representando el 10% de la mezcla de diésel en el país. Estamos atentos a las decisiones del gobierno respecto al desmonte de subsidios al diésel fósil, lo que podría hacer al biodiesel aún más competitivo. Además, estamos explorando la producción de biocombustibles avanzados para la aviación, un mercado de gran potencial”.
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Finalmente, ¿cuáles son los temas clave del gremio palmicultor?
“La sostenibilidad, la preparación para cumplir con la normativa europea de deforestación, y las nuevas oportunidades en biocombustibles. También la mecanización y robotización de actividades palmeras para enfrentar el cambio demográfico en el ámbito rural, así como la inclusión de pequeños palmicultores en proyectos de reforma agraria”.