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A la par que se habla de la crisis de los contenedores y los altos fletes marítimos que están encareciendo el costo de vida en el mundo –con alimentos, electrodomésticos y prendas de vestir a un precio mayor–, al igual que de un posible apagón en Europa por la falta de gas, otro riesgo para la economía global se cocina a fuego lento: la crisis de Evergrande.
El “boom” empezó hace un par de meses, cuando se supo que Evergrande Group, gigante chino del sector inmobiliario, está “colgado” con deudas que superan los 300.000 millones de dólares. Su falta de liquidez para honrar tales obligaciones, incluso, ha hecho que especialistas del mercado evoquen la historia de Lehman Brothers y la burbuja que causó la crisis crediticia de 2008 en Estados Unidos.
En la medida que China fue ganando terreno a nivel industrial y consolidando una mano de obra robusta, la inmobiliaria vio una interesante oportunidad de doblar su oferta y operaciones. Así, desde 2009 empezó una fuerte política de apalancamiento que implicó llegar al punto en que los activos no pudieron compensar las deudas.
Para agosto de este año se supo que tenía un sinnúmero de casos abiertos en los tribunales por esa incapacidad de pago y, en efecto, desde septiembre, con los ojos mediáticos encima, los impagos hicieron más ruido, empezando con el de unos intereses que no honró el 20 de septiembre.
Desde entonces los radares del mercado están centrados en lo que pase con Evergrande. Incluso esta semana había alta expectativa porque debía ponerse al día con los intereses de unos bonos por un monto cercano a los US$150 millones, correspondientes a 2022, 2023 y 2024.
Pese a que corrió el rumor de que había incumplido nuevamente, el diario The New York Times, citando a un tenedor de bonos de Evergrande, detalló que la firma pudo ponerse al día con al menos dos de esos bonos, el de 2022 y el de 2023. Eso sí, en el aire quedó qué pasará con el de 2024.
Todos estos nubarrones se dan en un contexto de versiones encontradas. De un lado, el Banco Popular de China aseguró que los efectos de los líos en los que anda Evergrande sobre el sistema financiero de ese país son manejables, y de otro, la Reserva Federal estadounidense (FED) dijo que la “fragilidad” del ramo inmobiliario en la potencia asiática podría empezar a tener coletazos sobre Estados Unidos.
“Las tensiones en China podrían ejercer presión sobre los mercados financieros globales a través de un deterioro del sentimiento de riesgo, significar desafíos para el crecimiento económico global y afectar a Estados Unidos”, se lee en el más reciente informe de estabilidad de la FED.
Así, aunque la reactivación económica en el mundo parece ir por buen camino, Evergrande, la inflación, la crisis logística y hasta la misma pandemia parecen condicionar esa dinámica.