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Colombia da un paso histórico hacia la energía nuclear: un sector que mueve $3,6 billones y ayudaría a evitar apagones

Con la aprobación de la Ley Nuclear en la Cámara, Colombia da un paso clave para fortalecer su sector nuclear, impulsar la industria, la medicina y la futura matriz energética. Los detalles.

  • A diferencia de las fuentes renovables intermitentes, como la solar o la eólica, cuya producción depende de las condiciones climáticas, la energía nuclear ofrece un suministro constante y predecible. Foto: Getty
    A diferencia de las fuentes renovables intermitentes, como la solar o la eólica, cuya producción depende de las condiciones climáticas, la energía nuclear ofrece un suministro constante y predecible. Foto: Getty
04 de noviembre de 2025
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El sector nuclear colombiano, que actualmente genera cerca de 45.000 empleos y aporta el 0,25 % del PIB —equivalente a unos $3,6 billones anuales—, podría duplicar su impacto económico en los próximos cinco años con la aprobación del nuevo marco regulatorio que busca impulsar su desarrollo y modernización.

La apuesta apunta a fortalecer su papel en áreas estratégicas como la medicina, la industria y la investigación ambiental, consolidándolo como un motor de competitividad regional y abriendo el camino para su futura incorporación en la matriz energética del país.

En ese contexto, la Cámara de Representantes aprobó en segundo debate, con una votación unánime de 97 votos, el proyecto de Ley Nuclear, que da vida a la Agencia Nacional de Seguridad Nuclear (Ansn), una entidad pionera que busca garantizar el uso seguro, pacífico y responsable de las tecnologías nucleares y de radiación en el país.

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La iniciativa, denominada Átomos para la Vida, es promovida por los congresistas María del Mar Pizarro (Pacto Histórico), Hugo Archila (Partido Liberal) y Juan Espinal (Centro Democrático), y convertiría a la Ansn en la primera autoridad nuclear de Colombia, encargada de vigilar, licenciar y coordinar el cumplimiento de los tratados internacionales de seguridad nuclear, además de fortalecer la capacidad científica y tecnológica del país frente a los desafíos energéticos y ambientales del futuro.

Y aunque al proyecto le faltan aún dos debates en el Senado, de llegar a aprobarse, Colombia daría un paso decisivo para ponerse a la par en materia regulatoria con países de la región como Argentina, Brasil, México, Chile, Costa Rica, Perú y Bolivia, que ya cuentan con marcos normativos similares.

¿Para qué sirve la energía nuclear?

Los beneficios potenciales de la energía nuclear son amplios y tangibles. Según el congresista Juan Espinal, del Centro Democrático y uno de los promotores del proyecto, en el campo de la salud, más de 30.000 pacientes con cáncer podrían acceder a tratamientos más oportunos y a la producción nacional de radiofármacos, lo que reduciría costos y tiempos de espera.

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En el ámbito ambiental, las tecnologías nucleares facilitarán el monitoreo de fuentes de agua dulce, la detección de contaminantes y el uso sostenible de los recursos hídricos mediante herramientas como la hidrología isotópica.

Industria más competitiva gracias a las aplicaciones nucleares

La industria también será una de las grandes beneficiadas. Las aplicaciones nucleares en la esterilización de productos, el control de calidad en manufactura y el desarrollo de nuevos materiales impulsarán la productividad en sectores como alimentos, textiles y químicos.

En cuanto al sector agropecuario, Espinal indicó que estas tecnologías permitirán mejorar la conservación de alimentos, desarrollar cultivos más resistentes y aumentar las exportaciones, contribuyendo a la seguridad alimentaria del país. Además, mediante técnicas avanzadas para el control de plagas y la protección del suelo y el agua, la energía nuclear se perfila como una herramienta clave para una agricultura más sostenible y competitiva.

Una alternativa para reducir la dependencia fósil

Tanto las centrales nucleares como las plantas termoeléctricas a carbón funcionan bajo un principio similar: generar calor para producir vapor, que luego impulsa las turbinas encargadas de transformar la energía en electricidad.

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No obstante, mientras el carbón aún aporta más de un tercio de la generación eléctrica mundial, la energía nuclear apenas se perfila como una alternativa con potencial para sustituir gradualmente las plantas de carbón y reducir la dependencia de los combustibles fósiles.

A diferencia de las fuentes renovables intermitentes, como la solar o la eólica, cuya producción depende de las condiciones climáticas, la energía nuclear ofrece un suministro constante y predecible, capaz de generar electricidad de base las 24 horas del día, fortaleciendo la estabilidad y resiliencia del sistema energético.

Colombia incorporará la energía nuclear a su matriz a partir de 2035

De hecho, en respuesta al crecimiento sostenido de la demanda eléctrica y a la necesidad de ampliar la capacidad de generación con bajas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), el Plan Energético Nacional (PEN) contempla incorporar la energía nuclear a la matriz energética de Colombia entre 2035 y 2038, con una capacidad total de 1.884 MW (megavatios), siguiendo la senda de países de la región como Argentina, Brasil y México.

El plan prevé una implementación gradual, que iniciará con 300 MW, y continuará con bloques adicionales de 300 MW en 2041 y 2045, utilizando tecnología de Reactores Modulares Pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), reconocida por su eficiencia, flexibilidad y altos estándares de seguridad.

Para entonces, el país espera contar con un marco normativo robusto que defina los criterios económicos, ambientales y sociales necesarios para la instalación de este tipo de infraestructura. Pero esto requerirá superar importantes desafíos regulatorios y técnicos, en línea con los estándares establecidos por la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), que guían las políticas globales de seguridad y sostenibilidad en el uso de la energía nuclear.

Esta capacidad nuclear, según el Plan Energético Nacional, actuará como una fuente de energía firme, fortaleciendo el sistema eléctrico y complementando la generación térmica convencional. Esto permitirá reducir la dependencia de la generación térmica sin descuidar la seguridad del sistema.

De acuerdo con Camilo Prieto, director general de la Red Nuclear Colombiana, en un estudio reciente de la Universidad Javeriana, publicado en Frontiers in Energy Research, se evalúo lo que significaría para Colombia reemplazar todas sus centrales térmicas de carbón por reactores nucleares modulares (SMR).

“Con dos metodologías —una determinista y otra estocástica— estimamos que este cambio evitaría la emisión acumulada de hasta 82 millones de toneladas de CO₂ equivalente entre 2035 y 2052. Pero el dato más elocuente aparece hacia el final: a partir del año 2050, cuando la sustitución sea total, Colombia podría reducir anualmente alrededor de 8 millones de toneladas de gases de efecto invernadero solo por dejar de usar carbón para generar electricidad. Ese número equivale, por ejemplo, a retirar todos los automóviles particulares de Bogotá durante más de un año”, señaló Prieto.

Desmitificar la energía nuclear

Uno de los retos de la energía nuclear es desmitificar su uso, pues ha estado marcado por un fuerte estigma debido a accidentes trágicos como el de Chernóbil (1986) y Fukushima (2011), o el uso devastador de armas nucleares en Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial.

“Muchos dirán que la energía nuclear es cara o peligrosa, pero los datos muestran otra cosa. Las plantas nucleares tienen una de las tasas más bajas de mortalidad por unidad de energía generada. Y en cuanto al costo, los SMR ofrecen una oportunidad: menores escalas, tiempos de construcción más cortos y diseño estandarizado”, argumentó Prieto.

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En este momento, según el experto, más de 60 reactores están en construcción en el mundo, con China y Rusia liderando, mientras Colombia, aunque sin tradición nuclear para generación eléctrica, tiene talento técnico, marco regulatorio en desarrollo y un cronograma posible.

“La energía nuclear no es perfecta. Pero en el menú de opciones realistas, es de las pocas que ofrece energía en firme, bajas emisiones y continuidad operativa”, sostuvo Prieto.

De esta manera, esta ley sienta bases sólidas para que el país se prepare frente a un eventual desarrollo de la núcleo-electricidad. En palabras de Espinal, aunque el Plan Energético Nacional proyecta explorar esta alternativa a partir del año 2035, “este marco legal define desde ya la estructura institucional necesaria para garantizar que, cuando llegue el momento, Colombia esté lista para incluir la energía nuclear en su matriz energética”.

¿Qué sigue ahora?

Es importante señalar que, aunque Colombia no cuenta con centrales nucleares de generación eléctrica, el país ya utiliza la energía y las tecnologías nucleares en múltiples ámbitos de la vida cotidiana.

Su aplicación es habitual en hospitales —a través de la medicina nuclear y la radioterapia—, en la industria —mediante ensayos no destructivos y mediciones de precisión—, en el sector agropecuario —con técnicas de fitomejoramiento e irradiación—, y en centros de investigación científica.

Desde 1965, además, opera en Bogotá el reactor de investigación IAN-R1, actualmente administrado por el Servicio Geológico Colombiano (SGC). Se trata de una instalación de baja potencia dedicada a la formación, la investigación y la prestación de servicios analíticos, sin fines de generación eléctrica.

Por ahora, tras la aprobación en la Cámara, el proyecto pasa al Senado para dos debates. Según David Galeano, doctor en Física de la Universidad de Antioquia e ingeniero del sector energético, si el Senado introduce modificaciones, habrá una conciliación de textos, seguida por la sanción presidencial y la posterior reglamentación.

“Es razonable anticipar discusiones de detalle —por ejemplo, sobre el grado de autonomía presupuestal de la Ansn, los períodos de sus directivos y los mecanismos de rendición de cuentas—, pero el consenso visto en la Cámara sugiere que el principio fundamental (regular y fortalecer la seguridad nuclear) no está en disputa”, explicó Galeano.

El siguiente paso será poner en marcha la agencia: crear un organismo eficiente, lo que requiere atraer y capacitar personal especializado, como inspectores, evaluadores de seguridad y expertos en protección radiológica; además de adoptar normas técnicas internacionales y establecer un sistema de licencias moderno, digital y transparente.

En tercer lugar, explicó Galeano, con un regulador claro, los hospitales y clínicas podrán planear mejor sus inversiones en equipos médicos como cámaras gamma, PET/CT, ciclotrones y radiofármacos. La industria podrá usar más ensayos de calidad sin dañar los productos, y las universidades tendrán espacio para investigar e innovar. Además, el SGC y otras entidades podrán reforzar la seguridad y evaluar nuevas tecnologías como los SMR para generar electricidad.

“En pocas palabras, habrá una autoridad confiable que supervise todo el proceso. Esto no ocurre de inmediato, pero sin un regulador, nunca sería posible”, dijo el docente.

Finalmente, los expertos destacaron que la aprobación de la Ley Nuclear no obliga a Colombia a construir una central nuclear: simplemente habilita al país para tomar decisiones informadas y seguras, con controles robustos y un marco regulatorio que permita explorar el potencial de esta tecnología de manera responsable.

Bloque de preguntas y respuestas

¿Cuándo podría entrar en operación la energía nuclear en Colombia?
Se estima que la capacidad nuclear podría incorporarse a partir de 2035, según el plan del Gobierno.
¿Por qué se sigue usando carbón si se habla de transición energética?
Porque las fuentes renovables y parte de la matriz requieren respaldo térmico para garantizar suministro ante variaciones hidrológicas y demanda.
¿Existe un riesgo inminente de apagón en Colombia?
Expertos advierten de una brecha creciente: si los proyectos de generación y transmisión no avanzan, podría haber desabastecimiento hacia 2027.
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