viernes
7 y 9
7 y 9
En Nairobi (Kenia) le llegó al colombiano, con ascendencia antioqueña, Carlos Felipe Jaramillo el nombramiento como vicepresidente del Banco Mundial para América Latina, lo que implica pasar de representar a Kenia, Ruanda, Somalia y Uganda a 31 países con un objetivo claro: impulsar el crecimiento, reducir la pobreza, apoyar la equidad y proteger el medio ambiente.
Su liderazgo llega con un entorno enrarecido por la incertidumbre generada por la covid-19 y por el impacto social y económico que pueda tener enfrentar este virus.
En las estimaciones de esta entidad se prevé una contracción global de 5,2 %, de América Latina una caída de 7,2 % y de Colombia una disminución del Producto Interno Bruto (PIB) de 4,9 %.
En este entorno el Banco Mundial promete ayudas por 160.000 millones de dólares en los próximos 15 meses a un centenar de países en desarrollo, y sostiene que cerca de 2.000 millones ya han sido distribuidos en la región para fortalecer sistemas de salud y vigilancia sanitaria, así como mitigar el impacto económico producido por la covid.
Los nuevos compromisos totales de Colombia con la entidad llegan a 1.250 millones de dólares.
EL COLOMBIANO habló con Jaramillo sobre sus recomendaciones en medio de la pandemia, la posibilidad de un cambio de viraje en el modelo económico, así como el protagonismo de la banca multilateral en este escenario.
¿Cómo analiza el papel de Colombia en la pandemia?
“Tengo una impresión, de lejos, muy positiva de cómo Colombia ha venido afrontando este reto. Creo que es de los que ha tratado de ser más serio en mirar la parte tecnológica, las cifras económicas para que el daño sea menor y ha sido un ejemplo regional, así haya divergencias puntuales, sobre algunas de las medidas al interior del país.
Desde el Banco Mundial lo vemos como ejemplo positivo, hemos hecho un tablero que el Gobierno está usando, en el que tiene las cifras diarias epidemiológicas y las económicas sector por sector y municipio por municipio para que la reactivación de las actividades se haga de manera organizada, racional, y en eso se está volviendo poco a poco un ejemplo.
Lo que Colombia está utilizando ya nos lo ha pedido Perú, Ecuador, El Salvador, Costa Rica. Me alegra que Medellín se había destacado hasta hace muy poco, en el mundo, como una de las ciudades que mejor lo ha manejado la covid y me enorgullece la ascendencia paisa y la disciplina y seriedad como se ha afrontado”.
¿Cuándo mejorará el panorama y empezará la senda de recuperación?
“Hay gran incertidumbre (...) No tenemos fechas ni recomendaciones específicas porque hay que ver cómo se desenvuelve la situación. Me temo que esto no va a terminar del todo hasta que no tengamos una vacuna y/o un tratamiento médico que resuelva el problema y eso demora”.
¿Qué rol juega el Banco Mundial en la crisis?
“Instituciones como el Banco Mundial seguimos proveyendo financiación y tratamos de amortiguar en épocas de crisis; de compensar si no hay fuentes de financiación externas o internas. En esta crisis ha dado un apoyo grande, a la financiación de la emergencia, a las poblaciones más vulnerables y programas para la protección de empleos”.
¿Cómo enfrentar la crisis?
“Países como Colombia lo han hecho bien en el uso de recursos, no es un momento para subir impuestos pero sí para usar más deuda. Vi que hubo una modificación de regla fiscal y hay que usar esa capacidad de endeudamiento que el país ha protegido, es el momento para aprovecharla. Colombia ha podido obtener recursos importantes de los mercados internacionales y es el momento para utilizar la banca multilateral, por eso nosotros, el BID, el FMI y la CAF estamos colaborando.
Todos los países tienen gastos suntuarios no urgentes, entonces, es un momento de redireccionar y hacer reasignaciones a todo lo crítico la parte sanitaria hay que priorizarla (...) haría eso por un tiempo esperando a la recuperación y cuando ya empiece volvemos a conversar para ver cómo le metemos al tema tributario”.
¿Hay que hacer un cambio en el modelo económico?
“Antes de la pandemia ya veníamos con un comportamiento pobre, si miras las cifras del crecimiento per cápita de los ingresos eran los más bajos: 0,6 % anual. América Latina se había quedado estancada alrededor de 24 % y 25 % y de toda una década y en la eliminación de la desigualdad, también había estancamiento.
Es el momento para repensar muchas cosas del modelo económico: el que hemos seguido en las últimas décadas ha tenido muchos problemas; y antes de la pandemia ya veníamos como región con un comportamiento pobre”.
¿Qué debe suceder?
“Es un buen momento para repensar y que cuando salgamos de esta crisis no sea una recuperación hacia el pasado sino a un mejor modelo, con más armonía con el ambiente, y que ofrezca más oportunidades a la gente más vulnerable y que tradicionalmente ha estado más discriminada, con menos alternativas para que podamos hacer un avance grande en desigualdad”.
¿Cómo lograr un mejor modelo de redistribución?
“El Banco Mundial fue pionero fue en transferencias en América Latina, con México. Después lo llevamos a Brasil, se volvió muy popular y de aquí en adelante se desarrollaron este tipo de esquemas, muchos condicionados a la escuela o a chequeos médicos, pero se han eliminado las condiciones, en algunos casos ha salido bien si está bien focalizado.
El problema de hacer esto más universal es la disponibilidad de los recursos. América Latina, en la mayoría de los casos en la pandemia ha podido responder fuerte y bien sobretodo donde ha habido recursos para redireccionar rápidamente, donde se ha mantenido ahorros o capacidad de endeudamiento y un buen manejo fiscal, lamentablemente no han sido todos, se distinguen: Chile, Perú, Colombia, México, en alguna medida que han podido asignar recursos”.
¿Cuál es la clave?
“Para poder tener dinero que se pueda distribuir es fundamental que haya recursos fiscales y para esto es clave el crecimiento económico, esa parte se ha soslayado; he visto algunos estudios con mucho énfasis en programas, pero pocas ideas en cómo hace América Latina para no retomar la senda de crecimiento anterior, sino una más dinámica, sostenible y que genere recursos fiscales para poder tener programas de este tipo y ahí hay una gran tarea”.
No solo en Colombia sino en la región se habla de reformas tributarias, ¿Cuál es la recomendación?
“No te voy a responder cómo debería afrontar cada país, porque cada uno es muy particular. Te diría que indudablemente en este primer periodo en el que estamos, de la primera fase de la pandemia, todavía no estamos en la fase en la que se está eliminando y recuperación rápida, lo fundamental es ayudar a la gente más necesitada en la respuesta sanitaria y la atención a los más vulnerables.
Es prematuro ya ir pensando en qué impuestos se van a subir, si es a futuro no hay problema, pero algunos están proponiendo que sea ya y las economías están tan golpeadas que ponerle a unos empresarios hoy más impuestos no tiene ningún sentido, eso es para el futuro.
Efectivamente, cuando empecemos una fase de reactivación y recuperación los países van a tener que arreglar un tema fiscal porque todos van a estar más endeudados y golpeados fiscalmente de la situación inicial antes de atender esta pandemia”.
¿Cómo se debiera hacer?
“Es difícil volver a pensar en llenar las arcas fiscales en unas economías que están creciendo a tasas muy bajas. En vez de enfocarme en una primera medida en qué impuestos subo, me enfocaría en medidas que reactiven la inversión privada, el empleo y que ojalá lo piensen en este nuevo paradigma con mayor énfasis en temas verdes y con alto impacto social”.