En mínimos, pero viva, así define Andrés Zamora, el presidente de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) el estado de la industria energética. Mientras en febrero se preveía que el país produciría 900.000 barriles diarios en 2020, el panorama, después del choque de precios del petróleo, está entre 750.000 y 850.000.
Además, el precio que se pronostica en el mercado está en 25 dólares y 45 —pese a que el Marco Fiscal de Mediano Plazo no respalda esta estadística son las previsiones que maneja el Ministerio de Minas y Energía, de analistas—. Ayer, la referencia brent, relevante para el país y para entrega en junio cerró en 25,27 dólares, un alza de 12 %; frente al WTI de 18,84 dólares por barril.
¿Por qué el optimismo? La líder de la cartera, María Fernanda Suárez, aseguró que las perspectivas se tornan más alentadoras con el pasar del tiempo y las proyecciones en la terminación de periodos de aislamiento, pues esto último representará un aumento de la demanda paulatina de hidrocarburos.
Además, dijo, las reservas aumentaron a 6,3 años, de 1.958 millones de barriles diarios en 2018 a 2.036 en 2019; en gas el panorama es menos alentador pues cayó de 9,8 años a 8,1 años (¿Qué Sigue?).
Zamora planteó que se han flexibilizado las condiciones de operación de las compañías, por ejemplo, en la ampliación de plazos en etapas de exploración, declaraciones de comercialización, la ejecución de programas de evaluación así como garantías y en devolución de IVA, más que la suspensión total de proyectos.
De hecho, explicó que los aplazamientos están en un monto de 221,18 millones de dólares, de los cuales 55,4 millones son en garantías; dos solicitudes de traslado de sísmica de 808 kilómetros, por 20,2 millones de dólares; 12 para 14 pozos, por 134,9 millones de dólares e inversiones por 10,6 millones de dólares.