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Colombia debe impulsar un mayor acceso a los alimentos

Disminución del poder adquistivo y dificultades en la cadena de producción son algunas de las causas de la inseguridad alimentaria.

Disminución del poder adquistivo y dificultades en la cadena de producción son algunas de las causas de la inseguridad alimentaria.

  • La crisis económica generada por la pandemia ha llevado a los hogares colombianos a pasar dificultades para acceder a la alimentación mínima. 22 % de las familias que consumían tres comidas al día ahora solo acceden a dos. FOTO Edwin Bustamante
    La crisis económica generada por la pandemia ha llevado a los hogares colombianos a pasar dificultades para acceder a la alimentación mínima. 22 % de las familias que consumían tres comidas al día ahora solo acceden a dos. FOTO Edwin Bustamante
Colombia debe impulsar un mayor acceso a los alimentos
27 de mayo de 2021
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Los alimentos son indispensables en toda familia, cultura y comunidad. Sin embargo, el modo en que estos se producen, distribuyen, consumen y desperdician, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha sufrido profundos cambios en las últimas décadas, que han hecho peligrar crecientemente la sostenibilidad, la equidad y la seguridad de la alimentación en el futuro.

En la presentación del último informe entregado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), su director Juan Daniel Oviedo explicó que los resultados sobre seguridad alimentaria en las 23 ciudades principales de Colombia mostraron que, de los 7.024.672 hogares que consumían tres comidas al día antes de la pandemia de la covid-19, a abril de este año 1.567.823 solo consumen dos; es decir, un 22,3 % de familias no pudieron continuar con esa cantidad de raciones diarias como resultado de la emergencia sanitaria.

A esta situación también se sumó la disminución del poder adquisitivo de las personas, ya que, según el Dane, 3.551.522 personas pasaron a estar en condición de pobreza monetaria en 2020, cifra que se ubicó en 21.021.564 en total, es decir, el 42,5 % de los habitantes del país cayeron en pobreza monetaria.

Por esta razón, una de las mayores causas de la inseguridad alimentaria en Colombia, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), no radica tanto en la escasez de alimentos, sino en la imposibilidad de acceder a ellos.

Para la FAO, esto se debe al bajo nivel de ingresos de la población vulnerable, lo cual se agudiza por las disfunciones de los sistemas agroalimentarios relacionados con el abastecimiento y la distribución de alimentos, que en muchas ocasiones generan alzas notables e injustificadas de los precios.

El acceso a los alimentos

La producción de comida en el país, aunque también enfrenta sus propias dificultades, no es el principal problema en términos de seguridad alimentaria y nutricional. La clave fundamental está en si las personas pueden adquirir los alimentos en cantidades suficientes para tener una alimentación adecuada.

Así, las dificultades para este acceso podrían ser económicas, como pobreza y altos precios de los alimentos, y física, como el mal estado de las vías e infraestructura o las largas distancias que se deben recorrer para el transporte.

Las cifras reveladas por el Dane arrojaron que el 57,1 % de las personas jefes de hogar en las 23 ciudades y áreas metropolitanas afirmó, en abril de 2021, que la situación económica de su hogar era peor en comparación con la vivida 12 meses atrás, y para el 29,4% era igual. Al mismo tiempo, el 47,1% considera que la situación económica del hogar será igual dentro de 12 meses, mientras que para el 25,1% será peor.

Para Juliana Cepeda, doctora en agroecología de la Universidad Nacional, esto es un reflejo de que la situación que vive el país en cuanto a seguridad alimentaria es crítica: “En estos momentos estamos muy mal. Con la pandemia se ha agudizado la inseguridad alimentaria y eso va directamente relacionado con la pobreza, ya que aquí se empieza a transar si se va a comer o no”, apuntó.

Asimismo, Cepeda expresó que algunos de los problemas que están empobreciendo la producción nacional es la intermediación en el campo colombiano, así como los costos de transporte, ya que muchos productos son movilizados desde muy lejos para llegar a quienes los consumen, lo que ha encarecido los precios de los alimentos en el país”.

Por su parte, para Álvaro Rivas Guzmán, profesor del departamento de Desarrollo Rural y Agroalimentario de la Universidad Nacional, Colombia tiene una oferta alimentaria muy rica; sin embargo, hay factores por los cuales las personas tiene problemas para acceder a esta, entre ellos está la pobreza.

Según el Dane, las cinco ciudades que presentan un escenario más crítico con respecto al porcentaje de hogares que antes de la pandemia comían tres comidas diarias y que este año redujeron esto solo a dos cantidades, son Barranquilla, Cartagena, Sincelejo, Montería y Valledupar (ver gráfico).

El panorama muestra que el impacto de la pandemia fue mayor en las zonas urbanas. Por eso, a diferencia de lo que ocurrió en las ciudades, la pobreza rural, según cifras del Dane, disminuyó 4,6 puntos porcentuales. De 47,5 % pasó a 42,9 %, por lo que hubo una salida de 108.030 habitantes del campo de esa condición. Sin embargo, para Rivas, la situación rural, en cuanto a la alimentación, sigue siendo preocupante.

“Si hay niveles de desempleo tan altos en las ciudades, no hay ingresos, por lo que la gente no tiene capacidad adquisitiva para acceder a los alimentos. Este es uno de los principales problemas del hambre en la ciudad, pero en el campo también se está aguantando hambre, solo que allá esto se ha agudizado más por algunas políticas de desarrollo rural que han impulsado a los campesinos a la siembra de monocultivos, entonces los cafeteros solo se dedicaron a sembrar café, los paperos solo papa, etc. Las facultades de ciencias agropecuarias también nos enseñaron a comer o a producir solamente un pedacito de papa, de arroz, de café, como si la alimentación estuviera resumida solo a esos productos”, dijo Rivas.

De acuerdo con esto, Carlos Acevedo, también investigador del Instituto de Estudios Interculturales de la Universidad Javeriana de Cali, afirmó que en el país hay muchos territorios con una alta dependencia de productos alimenticios, incluso de hortalizas, que vienen de afuera, lo que, además, incrementa los costos por las distancias para transportarlos.

“Por ejemplo, en municipios como Toribío, en el Cauca, llevan papa, cebolla y tomate desde Santander, sabiendo que ellos son productores, pero la búsqueda de la especialización para quedarse en un solo cultivo hace que se incremente el desabastecimiento”, dijo.

Importaciones, ¿un riesgo?

Las importaciones en el grupo de productos agropecuarios, alimentos y bebidas, según cifras del Dane, tuvieron un crecimiento de 41,1 % en marzo de este año, frente a los resultados del mismo mes del año pasado, lo que representó un total de 766,9 millones de dólares.

Este comportamiento de las importaciones de alimentos, para Gómez, no es un problema menor: “Varios de los alimentos que están en la canasta básica familiar o productos que Colombia puede producir son importados y muchos de ellos, por las condiciones dadas en cada país, llegan a unos costos mucho más bajos de lo que implica la producción a nivel nacional. Las condiciones de competencia resultan inequitativas”, enfatizó.

Por su parte, para Rivas, esta situación hace que el país se vuelva más vulnerable frente al abastecimiento de sus propios productos: “El debate que se está dando en los últimos años es que no basta con tener políticas públicas de seguridad alimentaria y seguir importando alimentos. Hay que tener propuestas sobre cómo los países se abastecen con sus propios alimentos para evitar justamente esas cadenas largas. Es decir, que venga trigo, por ejemplo, de Rusia, frijol de Estados Unidos o arroz del Perú, teniendo en cuenta que nosotros los producimos. Las cadenas largas tienen muchos problemas, porque al importar, por ejemplo, con el cambio del dólar se nos elevan los precios”.

Y si los alimentos son más caros menos familias logran acceder a ellos.

Lo que se ha hecho

Entre las acciones que se han realizado en Colombia para que toda persona goce del derecho a un mínimo de alimentación y nutrición adecuada, está la suscripción, el pasado mes de febrero, del “Marco Programático de País 2021-2024”, entre el Gobierno Nacional y la FAO con el que se trabajará por la seguridad alimentaria y la nutrición en Colombia.

Además, en abril de este año se radicó en el Congreso un proyecto de acto legislativo para elevar a rango constitucional el derecho humano a la alimentación y a no padecer hambre.

Colombia también cuenta con la Comisión Intersectorial de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Cisan), la cual busca coordinar la Política Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional y apoyar el mejoramiento de las capacidades institucionales para la seguridad alimentaria y nutricional en los niveles territoriales y en los ámbitos público y privado.

Carolina Salgado, consejera presidencial para la niñez y la adolescencia, destacó el impulso a la formulación de la Política Pública Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos en Colombia y la presentación de la iniciativa Innovación para la Nutrición, que busca promover la lucha contra la malnutrición en Colombia y América Latina, con el apoyo y acompañamiento técnico del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP).

Retos y recomendaciones

Según Cepeda, en lugar de importar los alimentos se debería dar más facilidades para sembrar y comprar productos como frutas, verduras, granos, etc: “Esto abarata los costos, además de que se está reactivando la economía local y se está apoyando a la gente no con mercados que duran un día sino con proyectos de más largo aliento”, dijo.

Por su parte, entre los retos que destacó Rivas están la generación de políticas de producción nacional que busquen incentivar estos sistemas. También resaltó la importancia de reducir las brechas relacionadas con el desempleo y los bajos salarios, así como apoyar más a los pequeños y medianos productores rurales, sobre todo teniendo en cuenta las condiciones de extrema competitividad con el mercado internacional y con grandes economías agroindustriales del país.

Finalmente, entre las recomendaciones dadas por la ONU, en su informe de políticas sobre las repercusiones de la covid-19 en la seguridad alimentaria y la nutrición, se encuentra designar estos servicios como esenciales, preservar asistencia humanitaria crítica en forma de alimentos, medios de subsistencia y nutrición para los grupos vulnerables, así como intensificar, por parte de los países, el apoyo a la elaboración, el transporte y los mercados locales de alimentos, y proporcionar un acceso más inclusivo a alimentos sanos y nutritivos, a fin de erradicar el hambre

22 %
de los hogares que antes de la pandemia consumían tres comidas diarias, ahora solo consumen dos: Dane.
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