La criptomoneda dogecoin, creada en 2013 a modo de chiste, se disparó después de que Twitter sustituyese su habitual logotipo del pájaro azul por la imagen de un perro de raza japonesa shiba inu asociada a este producto.
La cotización del dogecoin llegó a subir más de un 26% en una aparente reacción a este movimiento de la empresa de Elon Musk, que en el pasado ya ha promocionado a menudo esta criptomoneda, aceptando incluso para la compra de accesorios de Tesla, la compañía de vehículos eléctricos que dirige.
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El multimillonario ha dicho en más de una ocasión que es propietario de dogecoins y el año pasado fue demandado por un inversor que le acusaba de inflar de forma ilegal el precio de la criptomoneda, una de las más volátiles del mercado.