El 85% del mercado colombiano de agroinsumos lo atienden cuatro empresas instaladas en el país: Monómeros Colombo Venezolanos, Yara, Colinagro y Precisagro. Sin embargo, estas a su vez dependen, en un 98%, de la importación de ingredientes base para la elaboración y comercialización final de los agroinsumos desde países como Rusia, Estados Unidos, Canadá y China.
De hecho, según Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), no se tiene referencia de que el país, en algún momento de su historia, haya sido autosuficiente en la producción de agroinsumos. Y, por el contrario, siempre ha tenido que importar.
Entre las razones por las que el país nunca sido autónomo en dicho mercado, y que hace que aún falte mucho para que lo sea, es que no hay yacimientos activos de los elementos químicos —como fósforo, urea y potasio— que constituyen la base de la producción de fertilizantes.
“De la década de los 70 a los 90, la falencia de agroinsumos se suplía a partir de subsidios del Estado, pero esta práctica generó un déficit económico insostenible a tal punto de llevar al borde de la quiebra las finanzas públicas. Ahí fue cuando se dio la apertura económica y tuvimos que competir en el comercio de alimentos con el mundo y, debido a nuestra cultura de subsidios, y no habernos dedicado a la industrialización del agro, no pudimos competir con eficiencia y hoy estamos como estamos: en riesgo máximo de nuestra soberanía alimentaria”, explicó Rodolfo Correa, secretario de Agricultura de Antioquia.
En este sentido, Jorge Soto, gerente general de Abonamos, empresa colombiana que produce y comercializa insumos agrícolas, explicó que el mundo sufre una escasez de depósitos de fósforo y potasio y sus altos costos de extracción han producido incrementos sistemáticos en el precio de los fertilizantes provenientes de estos minerales. Y Colombia no es la excepción.
Además, señaló Soto, para la producción de insecticidas, fungicidas y herbicidas, se requieren plantas de reacción química con las cuales Colombia no cuenta.
“Las plantas para producir esos elementos son muy grandes y requieren inversiones de capital gigantescas que el país no tiene. Por eso esos ingredientes nos toca traerlos de otros países y aquí se hace el proceso de formulación para entregar el producto final a los agricultores”, anotó Soto.
Así las cosas, Colombia también está rezagada en cuanto a las tecnologías que se necesitan para producir este tipo de materias primas. Además, el país también se encuentra atrasado en innovación e investigación en el uso de la materia orgánica combinada con los químicos, con el fin de cada vez importar menos agroinsumos.