El 2024 cerró con una notable caída del 17,6% en la Inversión Extranjera Directa (IED) en Colombia, alcanzando los US$10.808 millones, según la Balanza Cambiaria del Banco de la República.
Este descenso, equivalente a US$2.300 millones menos que en 2023, marca un desafío significativo para la economía del país en un año donde las tensiones geopolíticas, la desaceleración económica global y el aumento de tasas de interés fueron protagonistas.
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Diciembre, un mes históricamente clave para las inversiones, registró un descenso del 6% frente al mismo mes del año anterior, sumando apenas US$839 millones. Este resultado completó nueve meses consecutivos de variaciones negativas, una tendencia que encendió alarmas entre analistas y actores del mercado.
¿Qué sectores lideraron las pérdidas?
El sector minero-energético, tradicionalmente uno de los más atractivos para los capitales extranjeros, sufrió una contracción del 24,6%, pasando de US$637 millones en 2023 a US$480 millones en 2024.
Factores como la disminución en la producción de gas y las restricciones regulatorias impactaron la confianza de los inversionistas, dificultando la llegada de nuevos flujos de capital.
A pesar de este panorama, el sector minero-energético sigue siendo el principal receptor de IED en Colombia, representando el 71,8% del total de las inversiones.
Por ejemplo, según Campetrol, en el acumulado de los tres primeros trimestres del 2024, la IED petrolera sumó $1.822 millones, valor inferior en $779 millones (30% menos) comparado con el mismo periodo en el 2023.
“Este año hemos enfrentado grandes retos para la industria, como los desafíos de orden público que han impactado la producción, la caída en la actividad de perforación de pozos (en especial de los exploratorios), la no firma de nuevos contratos de exploración y producción, y el incremento en la carga tributaria para las empresas operadoras” alertó Nelson Castañeda, presidente ejecutivo de Campetrol.
Sin embargo, los recientes anuncios de inversión por Ecopetrol, que ascienden a un rango entre $24 billones y $28 billones le permiten proyectar al gremio un 2025 con mejores expectativas.
Ricardo Triana, director del Consejo de Empresas Americanas (CEA Colombia), resaltó que este sector aún tiene gran potencial, pero advirtió que la claridad regulatoria y la estabilidad normativa son esenciales para atraer nuevamente a los inversionistas.
“Si bien el 2024 fue un año desafiante, con una disminución en los flujos de IED, Colombia sigue teniendo un gran potencial para atraer inversión, pero es fundamental garantizar la seguridad jurídica, mejorar la infraestructura y eliminar barreras burocráticas para ser un país más competitivo, especialmente en el contexto del nearshoring. Cabe resaltar que, competimos no solo con países de América Latina como México en este ámbito, sino también a nivel global”, dijo Triana.
Además, según el director, sectores como energía, tecnología y minerales estratégicos para la transición energética presentan grandes oportunidades que deben ser respaldadas con normativas claras y estables. Un diálogo claro y alineado entre el Gobierno y el sector privado será clave para consolidar a Colombia como un destino atractivo para los inversionistas en 2025, insistió Triana.
Confianza inversionista en jaque
Según Diego Montañez-Herrera, analista económico y magíster en Economía de Eafit, la caída en la IED no solo refleja problemas estructurales en sectores clave, sino también una creciente preocupación de los inversionistas por las finanzas públicas de Colombia.
“Están exigiendo primas más altas para mantener la deuda soberana, lo que complica aún más el panorama económico”, señaló.
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Un dato preocupante adicional es la reducción del 98,9% en las inversiones de colombianos en el exterior. En diciembre, las salidas de capital sumaron solo US$4 millones, lejos de los US$358 millones registrados en el mismo mes de 2023. Este cambio refleja un ajuste significativo en las estrategias de inversión ante la incertidumbre económica.
A pesar de las dificultades, expertos como José Manuel Restrepo Abondano, exministro de Hacienda, consideran que Colombia tiene el potencial de revertir esta tendencia. “Es clave enviar mensajes de confianza y certidumbre a los inversionistas para estimular el empleo y el crecimiento económico”, afirmó.
El fenómeno del nearshoring surge como una oportunidad estratégica para 2025. La reubicación de operaciones cerca de mercados como el de Estados Unidos podría beneficiar a Colombia gracias a su ubicación geográfica estratégica, acceso a los océanos Atlántico y Pacífico, y una fuerza laboral joven y capacitada.
Ciudades como Bogotá y Medellín ya están trabajando en infraestructuras logísticas competitivas que refuercen esta tendencia. Además, sectores emergentes como tecnología, energía renovable y minerales estratégicos para la transición energética presentan un alto potencial de atracción de capital extranjero.
Sin embargo, expertos advierten que para aprovechar estas oportunidades será fundamental garantizar un entorno estable y competitivo, con menos trabas burocráticas y mayor coordinación entre el Gobierno y el sector privado.
Proyecciones optimistas para 2025
El Banco Mundial y la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) proyectan un crecimiento del PIB colombiano entre el 2,4% y el 3% para 2025. Este repunte se espera sea impulsado por una recuperación en el consumo privado y una mayor inversión en infraestructura y manufactura.
En este contexto, los esfuerzos por consolidar a Colombia como un destino atractivo para la IED deberán ser prioritarios.
La OCDE destacó que, pese a la caída de 2024, Colombia ocupó el quinto lugar en la recepción de IED en América Latina. Esto muestra que, con las estrategias correctas, el país tiene margen para competir en el escenario global.
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