Salarios de superestrella y cazatalentos de alto nivel por la IA
En esta disputa, los números marean. Según The New York Times, los salarios para ciertos investigadores superan los US$100 millones de dólares.
Mark Zuckerberg, CEO de Meta; y Sam Altman, CEO de OpenAI, participan personalmente en la cacería de talento, enviando mensajes directos, invitando a candidatos a sus casas y ofreciendo acceso a cantidades masivas de potencia computacional.
Meta ha desplegado una estrategia agresiva con su nueva división de superinteligencia artificial, liderada por Alexandr Wang, fundador de Scale AI, adquirida por US$14.000 millones de dólares.
El fichaje estrella más reciente es Shengjia Zhao, uno de los creadores de GPT-4, ahora científico jefe del Superintelligence Lab de Meta.
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Zuckerberg no escatima tampoco, algunos paquetes de compensación llegan a los US$300 millones en cuatro años, respaldados por más de 200.000 GPUs de Nvidia para entrenar modelos.
También se sumaron a su equipo Lucas Beyer, Alexander Kolesnikov y Xiaohua Zhai, fundadores de la oficina de OpenAI en Zúrich; Ruoming Pang, exlíder de modelos fundacionales en Apple; y Daniel Gross, cofundador de Safe Superintelligence (SSI).
OpenAI contraataca con fichajes clave
OpenAI no se queda atrás. La empresa de Sam Altman ha respondido con contrataciones estratégicas. Por ejemplo, David Lau, exvicepresidente de ingeniería de software en Tesla; y Uday Ruddarraju y Mike Dalton, arquitectos de infraestructura en xAI, responsables del supercomputador Colossus, también con 200.000 GPUs.
Además, OpenAI ha reajustado los salarios para evitar fugas y adoptado una postura defensiva. Altman incluso comparó a Meta con “ladrones que entran a tu casa” en un mensaje interno, llamando a su equipo a mantenerse fiel a la misión de la empresa.
Startups desmanteladas y despidos masivos
El impacto de esta guerra llega más allá de las grandes ligas. Startups de IA están siendo despojadas de sus equipos o absorbidas en operaciones relámpago.
Un ejemplo es Windsurf, que OpenAI intentó comprar por US$3.000 millones de dólares. Aunque la adquisición no se concretó, Google reclutó a su CEO, Varun Mohan, y el resto fue adquirido por Cognition.
Mientras unos cazan talento, otros despiden a miles. Microsoft recortó 9.100 puestos en 2024, Intel planea reducir el 20% de su plantilla y Scale AI despidió al 14% de sus empleados tras perder contratos con OpenAI y Google.
El golpe no es solo numérico, según Alex Sandoval, CEO de Allie AI, en Entrepreneur, se pierde “conocimiento tribal”, ese saber práctico acumulado por veteranos que no se encuentra en manuales, pero que resulta invaluable para otras empresas.
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La IA también está acelerando la desaparición de empleos antes considerados seguros, como desarrollo de software, análisis de datos o gestión media.
El Foro Económico Mundial advierte que para 2025 se perderán 92 millones de empleos, pero surgirán 170 millones de nuevos roles, especialmente en áreas donde la IA complementa al humano, como robótica, salud y sostenibilidad.
Martin Lewit, vicepresidente de Corporate Development en Nisum, advierte, en Entrepreneur, que el reto no es solo técnico: “Ya no basta con tener científicos de datos; se necesitan arquitectos de decisiones que sepan cuándo confiar en el modelo y cuándo dar un paso atrás”.