Los pequeños y medianos productores de algodón están preocupados frente al proyecto de decreto publicado por el Ministerio de Comercio. Esa medida propone eliminar de manera temporal arancel de 10% a 0% para diversas partidas de hilados que actualmente cuentan con producción nacional.
Este borrador de decreto busca la modificación parcial del Arancel de Aduanas para un grupo específico de materias primas e insumos utilizados por los sectores de confecciones y calzado, entre ellos la fibra de algodón, es decir, producto ya procesa en forma de hilo y listo para las confecciones.
El documento argumenta que con ello se busca aliviar la presión sobre la demanda de insumos intermedios, la cual ha sido limitada por la oferta local y afectada por la importación masiva de bienes finales a precios reducidos, permitiendo así una mayor disponibilidad de materias primas para la industria nacional de confecciones.
Las tres hilanderías que hay en el país podrían desaparecer
Por supuesto que la medida no fue bien recibida por la Confederación Colombiana del Algodón (Conalgodón). El gremio sostuvo que esta decisión desincentiva la siembra de algodón y va en contravía de los esfuerzos por reactivar el sector, afectando el empleo y los ingresos de cientos de agricultores en departamentos como Córdoba, Cesar, Sucre, Magdalena, La Guajira, Antioquia y Vichada.
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César Pardo, presidente de Conalgodón, indicó que la discusión viene de hace 5 años con el MinComercio de los productores textiles, pues los confeccionistas demandan que el producto exterior, sobre todo traído de Asia, es más económico que el local.
“Si este decreto se aprueba, la consecuencia será inmediata para las tres hilanderías que quedan en el país, que son Fabricato, Colhilados y Universal, cerrarían su producción, y se acabaría el mercado nacional para el algodón”, advirtió en conversación con EL COLOMBIANO.
Añadió que la industria ha venido sobreviviendo con dificultad dado a la alta competencia con el producto exterior, incluso las hilanderías están trabajan a media máquina. Las tres tienen la capacidad para procesar 40.000 toneladas de fibra al año. De esa capacidad, solo se utiliza la mitad (20 mil toneladas), abastecida por 8.000 toneladas de producción nacional y 12.000 de importaciones.
Esta decisión no solo afectaría la producción actual, sino también las iniciativas de expansión en nuevas zonas agrícolas, como la altillanura y el piedemonte de los Llanos Orientales, donde se adelantan proyectos desde hace tres años.
Un mercado local de 20.000 toneladas quedaría sin rentabilidad
El líder gremial vaticinó que la desaparición del salvaguardas sería sepultar a dicho sector y con ello un mercado que produce en el país 20.000 toneladas anuales de esa fibra.
El argumento es que las pérdidas directas por la medida alcanzarían 10 centavos de dólar por libra de fibra, equivalentes al 13% de los ingresos de los agricultores. Si se suma el impacto de la revaluación del peso, los productores acumularían una pérdida total del 25% de sus ingresos.
La cuestión es tal que ya algunas decisiones de siembra han sido frenadas ante la incertidumbre regulatoria, lo que pone en riesgo la continuidad de proyectos agrícolas que aportan a la seguridad alimentaria nacional.
Los precios de este insumo se rigen por la Bolsa de Nueva York y la tasa de cambio, por lo que actualmente con la debilidad de la moneda gringa, pues la rentabilidad no es la mejor. El precio de la libra de fibra es de 66 centavos de dólar, que se traducen a cerca de 5,8 millones por tonelada en Colombia. “Este precio no es rentable para los pequeños productores y la situación empeora si se expide este decreto”.
Por tal motivo, Pardo insiste en que es de vital relevancia mantener el arancel y así garantizar la competitividad de la industria colombiana y su generación de empleo. Además de que se siga sembrando algodón en el país y apoyando a pequeños y medianos productores.
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Asimismo, la falta de producción pone en riesgo la sostenibilidad de los Fondos Parafiscales del sector —el Fondo de Fomento Algodonero y el Fondo de Estabilización de Precios—, que dependen del recaudo generado por los propios agricultores. “Sin producción, no hay recursos para reinvertir ni incentivos para participar en los espacios de decisión gremial”, señaló Conalgodón.
Competencia desigual frente a importaciones subsidiadas
La industria hilandera enfrenta una competencia desleal con hilados importados desde Asia —principalmente China e India—, que se venden por debajo de los costos de producción local gracias a subsidios estatales, economías de escala y bajos costos laborales y energéticos.
Esta situación, sumada a la revaluación del peso y a la falta de incentivos internos, ha dejado a los productores y a las hilanderías nacionales en clara desventaja competitiva, poniendo en riesgo la autosuficiencia algodonera y textil del país.
Conalgodón pide rectificación del decreto
Ante el panorama, Conalgodón anunció que continuará sus gestiones ante el Gobierno Nacional, en alianza con la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) y las hilanderías, para evitar la implementación de un decreto que, según el gremio, destruiría la producción agrícola e industrial del algodón en Colombia.
“El país perdería no solo empleo y producción, sino también una oportunidad clave para impulsar la sostenibilidad y la competitividad en la cadena textil”, concluyó Pardo Villalba.
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