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Mariana Pérez, la científica antioqueña que ganó un premio europeo por convertir la contaminación en bioplásticos reutilizables

El jurado internacional del Premio Jóvenes Inventores 2025, entregado por la Oficina Europea de Patentes, reconoció su aporte a la sostenibilidad ambiental y su contribución a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, calificando su tecnología como una de las más prometedoras del mundo entre jóvenes menores de 30 años.

  • Mariana Pérez, ingeniera antioqueña de 27 años, fue reconocida por la Oficina Europea de Patentes. FOTO Cortesía
    Mariana Pérez, ingeniera antioqueña de 27 años, fue reconocida por la Oficina Europea de Patentes. FOTO Cortesía
hace 6 horas
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En un país donde el 99,3 % de la población respira aire contaminado, una joven paisa decidió que no bastaba con medir el problema: había que transformarlo. Se trata de Mariana Pérez, ingeniera e inventora de 27 años, que fue reconocida este año con el Premio Jóvenes Inventores 2025 de la Oficina Europea de Patentes por una solución que suena tan audaz como necesaria: convertir contaminantes atmosféricos en materiales biodegradables, pues su empresa, Ecol-Air, desarrolló una tecnología inspirada en el sistema respiratorio humano, capaz de capturar gases como CO₂, dióxido de azufre y nitrógeno, y procesarlos en polímeros reutilizables.

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En EL COLOMBIANO hablamos de su camino, del escepticismo que enfrentó al desarrollar sus proyectos, de su visión empresarial y del papel de las mujeres en la innovación científica.

¿Cómo nació la idea de crear un sistema que convierte aire contaminado en material biodegradable? ¿Qué experiencias personales marcaron ese camino?

“Todo empezó cuando era niña, en una feria escolar. Me pregunté si se podía “mojar el humo”, es decir, atrapar gases contaminantes simulando la lluvia. Diseñé un dispositivo muy rudimentario para eso. Con el tiempo, esa curiosidad se fue transformando: cada año, con más conocimientos, fui perfeccionando la idea. Eventualmente, llegué al concepto de biomimética del sistema respiratorio, que es la base de la tecnología que hoy usamos”.

¿Cómo funciona la tecnología desarrollada por Ecol-Air y qué la hace única frente a otras soluciones para descontaminar el aire?

“Nuestro sistema se llama FIVA, que significa Funciones Integradas Valoradoras de Aire. Es como una planta de tratamiento, pero en lugar de agua, procesa aire: captura contaminantes como CO₂, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y material particulado, los retiene en un tanque, y expulsa aire limpio.
Lo diferenciador es que tratamos varios contaminantes —no solo CO₂— y que convertimos esos residuos gaseosos en polímeros reutilizables. Además, el sistema es completamente modular: se adapta al espacio y a las necesidades de cada cliente, lo que facilita su instalación en distintos entornos industriales”.

Transformar gases contaminantes en polímeros suena revolucionario. ¿Cómo se logra ese proceso y qué aplicaciones tienen esos materiales?

“Ese es uno de nuestros secretos tecnológicos y está protegido por patente. Lo que puedo decir es que usamos formulaciones específicas, dependiendo del tipo de gas que la industria emite. El sistema recibe tanto los gases como un solvente adecuado, y a nivel molecular, se transforma esa combinación en un polímero sintético.

En ese sentido, ese material puede usarse en empaques, elementos de construcción o productos biodegradables, como bolsas o baldosas”.

Acaba de recibir el Premio Jóvenes Inventores 2025 de la Oficina Europea de Patentes. ¿Qué representa este reconocimiento para usted y para Ecol-Air?

2Para mí, es una gran responsabilidad. Significa demostrar que desde Colombia y desde Latinoamérica también se hace ciencia con impacto. Es un llamado a creer en nuestros jóvenes, y a que nosotros mismos también nos creamos capaces de crear soluciones globales.
Para la empresa, llegó en un momento clave. Estamos en proceso de internacionalización y este tipo de visibilidad nos abre puertas y aliados estratégicos para llegar a más países”.

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¿Qué papel puede jugar esta tecnología en un país como Colombia, donde la mayoría de la población respira aire contaminado?

“Tiene un papel crucial. No solo reduce gases nocivos, también nos permite cambiar la manera en que pensamos el aire. Lo usamos todo el tiempo, incluso dormidos, pero no lo vemos ni lo valoramos.
Con esta tecnología buscamos impactar, sí, pero también educar. Mostrarle a la gente por qué el aire limpio importa. Y si esta es una solución paisa, colombiana, lo coherente es que sea implementada en nuestro propio país”.

También están desarrollando el Centro de Innovación del Aire en Barbosa. ¿Qué impacto esperan lograr con esta iniciativa?

“Sí, ese es un proyecto muy bonito. Esperamos procesar hasta 497 toneladas de aire al día, en una zona donde muchas personas hacen deporte al aire libre. Eso hace que el impacto en salud sea aún más importante.
Pero no es solo tecnológico. Queremos que sea un espacio de educación ambiental, donde niños y jóvenes aprendan, como yo lo hice, que es posible transformar el entorno. Tendrá componentes culturales, científicos y sociales. Asimismo estamos cerrando acuerdos con nuevas industrias para instalar nuestros sistemas y demostrar que se puede producir de forma limpia”.

Sabemos que enfrentó escepticismo cuando comenzó a desarrollar la patente que hoy le dio reconocimiento. ¿Qué aprendió de esa etapa?

“Que la primera persona que tiene que creer en una idea es uno mismo. Al principio, muchas puertas se cerraron, pero también encontré gente que se sumó. El equipo que tengo hoy es parte de ese proceso.
Lo más importante fue mantener la fe y la perseverancia, incluso cuando el entorno decía que no. Si uno insiste lo suficiente y demuestra resultados, las oportunidades llegan”.

Como mujer joven en ciencia y tecnología, ¿cómo ha vivido su trayectoria en un campo históricamente dominado por hombres?

“Al comienzo fue difícil, pero he visto cómo eso ha cambiado con los años. Hoy hay más aceptación, más espacios, más voces femeninas.
A las niñas y jóvenes les diría que no se queden calladas. Expresen sus ideas, primero a quien más confianza le tengan. A veces, una sola persona que crea en ti puede ser el punto de partida.
Y a los hombres les pido que escuchen sin prejuicios. Una mujer también puede tener ideas poderosas. No somos solo maquillaje o peinado. También pensamos, creamos y transformamos el mundo”.

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¿Cuáles son sus próximas metas como inventora y empresaria?

“Quiero seguir creando, pero con un enfoque más fuerte en automatización. Las soluciones del futuro deben ser escalables y autónomas. De igual forma estoy concentrada en la expansión global: quiero llevar esta tecnología a donde se necesite. Como dicen por ahí, hay que ponerse la mochila al hombro y salir a buscar oportunidades”.

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