En las laderas húmedas del Nevado del Ruiz, donde el aire se mezcla con neblina y ceniza, florece una planta que nadie había descrito antes. Sus pétalos morados resaltan entre los musgos y líquenes que cubren los troncos de los bosques andinos. Es la Columnea cumanday, una nueva especie descubierta por investigadores colombianos que lleva en su nombre la memoria ancestral de la montaña: “Cumanday”, como la llamaban los pueblos quimbaya y carrapa.
Lea también: Descubren en el páramo de Sonsón una orquídea única en el mundo que rinde homenaje al cacique Maitamá
El hallazgo fue realizado por Mario Alexei Sierra Ariza, estudiante de la Maestría en Ciencias Biológicas de la Universidad del Tolima y asistente del Jardín Botánico Alejandro von Humboldt, junto con Nicolás Parra Lizcano y Carlos Solano Córdoba. La descripción científica apareció en la revista Darwiniana (octubre de 2025) y amplía el catálogo de una de las familias más diversas del trópico, la Gesneriaceae, a la que también pertenecen las violetas africanas.
Sierra cuenta que la planta fue hallada por primera vez en el municipio de Casabianca, al norte del Tolima, durante una expedición en los bosques muy húmedos de la cordillera Central. Más tarde aparecieron nuevos registros en Villahermosa y Santa Rosa de Cabal, en Risaralda, en la franja montañosa que circunda el nevado. Allí, entre 2.500 y 2.700 metros de altitud, crece como una epífita que se aferra a los árboles cubiertos de musgos, en un ecosistema tan frágil como diverso.
“Nos impresionó su coloración violeta”, explica el investigador a EL COLOMBIANO. “Dentro del género Columnea, la mayoría de especies presentan flores rojas o anaranjadas, adaptadas a la polinización por colibríes. Columnea cumanday rompe ese patrón: su tono púrpura sugiere la presencia de pigmentos distintos, probablemente antocianinas, que podrían atraer otro tipo de polinizadores”. Esa rareza cromática convierte a la especie en una pieza clave para estudiar cómo la evolución floral responde a las condiciones de los Andes.
Además de su color, la nueva Columnea se distingue por los lóbulos del cáliz con bordes laciniados —como si cada pétalo terminara en pequeñas puntas con glándulas verdes— y por una corola cubierta de tricomas rojizos que le dan una textura aterciopelada. Sus frutos, unas bayas anaranjadas y vellosas, completan un ciclo que ocurre en los meses más húmedos del año, cuando el bosque parece respirar con la niebla.
La publicación científica advierte que su área de distribución es limitada y está bajo presión, pues los relictos de bosque donde habita se encuentran rodeados por potreros y cultivos, lo que amenaza la supervivencia de sus pequeñas poblaciones, así que con apenas dos registros confirmados, su estado de conservación se considera “Datos Insuficientes” según los criterios de la UICN, aunque podría estar en riesgo si la fragmentación avanza.
Entérese de más: Descubren nueva especie de orquídea en Colombia y su nombre le rinde homenaje a Jorge Velosa
Ahora bien, el nombre cumanday no solo honra la biodiversidad del Nevado del Ruiz, sino también su historia humana. En lengua ancestral, significa “montaña blanca”, una alusión al glaciar que aún resiste sobre el volcán. Para Sierra, esa conexión simbólica es un llamado a la memoria ecológica: “Nombrar una especie es reconocer que el conocimiento científico puede dialogar con las raíces culturales de un territorio”.
Con este descubrimiento, Colombia reafirma su papel como centro mundial de diversidad del género Columnea, del cual se conocen cerca de 220 especies y más de 90 registradas en el país, 31 de ellas endémicas. Y cada una, como dice el investigador, “es un recordatorio de cuánto nos falta por conocer de nuestras montañas”.