Después de pasar 10 días hospitalizado por cuenta de una grave caída mientras trabajaba, Álvaro León Pérez Patiño, un reconocido acróbata, teatrero y cuentero de Medellín, falleció.
Nacido en octubre de 1969 en Bello, Antioquia, Pérez, conocido en el sector artístico y entre sus seres queridos como “Leo” o “El negrito”, sufrió un accidente hace un par de semanas mientras daba unas clases de danza aérea en una universidad.
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Desde el ministerio de Cultura señalaron que su carrera artística abarcó la actuación en teatro, televisión y cine, así como la docencia en universidades, academias y proyectos de circo social. Actuó en producciones de Teleantioquia, Telemedellín y Teleset, además de participar en reconocidas obras teatrales. Como cuentero y narrador oral, fue socio de diversas asociaciones y creó montajes como Cuentos del camino y Cuentos Fosforescentes, consolidando su estilo en la escena de la narración.
“Su trabajo trascendió fronteras con giras por América Latina y Europa, promoviendo el arte escénico como herramienta de transformación social. Fue instructor de técnicas circenses en el SENA y profesor en la Universidad de Antioquia, además de cofundador de la Academia de Danza Aérea Kuaile. Su legado en el arte combinó la creatividad, la pedagogía y el compromiso con la cultura, aportando al desarrollo del circo y el teatro en Colombia”, agregaron desde el Ministerio.
Sus colegas y amigos lo recuerdan como un gran maestro del circo y del teatro. Estudió en la Universidad de Antioquia y en la escuela del circo de Río de Janeiro. Su vida la dedicaba a enseñar de circo, de teatro y a contar cuentos. También al cuidado de sus dos hijas y a su pareja Eva, que no solo fue su compañera de vida sino también de malabares.
”Nos va a hacer mucha falta, era alguien muy amoroso, dedicado completamente a la enseñanza desinteresada”, admite Carlos Álvarez, director del Circo Medellín.
Álvarez recuerda que “Leo” fue el primer profesor del circo y, como no tenían para pagarle, daba las clases gratis. “Le interesaba enseñar y entregarse a la gente”, dice el director del circo, donde “Leo” hizo parte del elenco hasta hace 15 días. Además, daba clases de sus artes a donde fuera que lo invitaran, incluso ayudando a las personas que actúan en los semáforos de la ciudad para sobrevivir. “Siempre tenía una sonrisa y un abrazo”, recuerdan sus seres queridos.
”Una llama del teatro que se apaga para seguir iluminando vidas y trasegares desde otras esferas. Que siga volando en nuestras vidas, calles y escenarios”, escribió una amiga en redes sociales.