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66 % de los niños menores de 5 años están en los estratos 1 y 2

Medellín Cómo Vamos y la Fundación Éxito presentaron el informe “Calidad de vida de la primera infancia en Medellín, 2023”; cada vez nacen menos niños en la ciudad y tenemos la más baja cantidad de menores de 5 años de las principales capitales.

  • La alcaldía de Federico Gutiérrez implementó el programa Buen Comienzo 365, en el que se atiende a los niños todos los días del año, no hay vacaciones. FOTO Manuel Saldarriaga
    La alcaldía de Federico Gutiérrez implementó el programa Buen Comienzo 365, en el que se atiende a los niños todos los días del año, no hay vacaciones. FOTO Manuel Saldarriaga
14 de marzo de 2025
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Una ciudad puede ser el mundo. En este caso, Medellín vive las tendencias demográficas que imponen retos en el planeta entero: las familias de clase media y alta no quiere tener hijos, mientras en los hogares donde hay más pobreza, hay cada vez más niños —aunque la media pueda estabilizarse a la vuelta de una década—. Esta semana, Medellín Cómo Vamos y la Fundación Éxito presentaron el informe “Calidad de vida de la primera infancia en Medellín, 2023”, basada en los datos del DANE y la última encuesta de calidad de vida realizada en la ciudad, una hoja de ruta que permite ver el deterioro con el que quedaron programas fundamentales como Buen Comienzo y los retos que tiene la Alcaldía actual para seguir la realidad de los menores de edad a los que atiende en sus programas.

Los cambios de la ciudad se pueden ver claros en que para 2005, el 9 por ciento de la población tenía menos de cinco años, pero hoy esa cifra no supera el 6 por ciento, es decir, Medellín tiene 178.187 niños y niñas, lo que la convierte en la ciudad principal del país con menor cantidad de infantes —seguida por Bucaramanga con 6,7 por ciento, Bogotá con 7,1 por ciento, Cali con 7,5 por ciento, Barranquilla con 8 por ciento y Cartagena con 8,8 por ciento—. Los hijos no son una prioridad para las parejas modernas, y ese interés se puede ver en una caída constante desde 2005 hasta hoy, pues desde ese año —cuando empezó la medición—, el descenso de nacimientos ha disminuido en un 0,1 por ciento de manera continua.

Sobre el porqué de esta disminución, el informe responde: “En parte, a la transformación de los proyectos de vida de las mujeres, que en muchos casos priorizan su realización profesional por encima de la maternidad. En otros casos, al incremento del costo de vida en la ciudad, a las dificultades para conseguir empleo y las cargas de cuidado que hacen que la maternidad planeada sea pospuesta o, incluso, que deje de ser una opción”.

Pero esa cifra no es estática, no toma una gran foto de la realidad de la Medellín de 2025. Miremos las cifras: mientras la media de toda la ciudad muestra que el 6 por ciento de la población tiene menos de cinco años, el registro por barrios revela que barrios como Popular, Santa Cruz y Manrique llegan a que el 8,5 por ciento de sus habitantes está en la primera infancia. Los barrios más pobres —según el Índice de Pobreza Multidimensional— tienen mayor concentración de niños.

Dice Mónica Ospina, directora de Medellín Cómo Vamos, que una de los datos más preocupantes del informe es que hay una relación de hogares con alta pobreza, niños menores de cinco años y hogares cuya cabeza es una mujer: “Por tanto estos niños están sujetos a mayor vulnerabilidad”. Los datos son estos: 66 por ciento de los niños en ese rango de edad están en los estratos 1 y 2; el 30 por ciento en los estratos 3 y 4; y el 4 por ciento en los estratos 5 y 6; en 2015 esos porcentajes eran 61 por ciento, 31 por ciento y 8 por ciento, respectivamente.

Pero esto no quiere decir que la gente ya constituya hogares, por el contrario, han crecido. En 2015 en la ciudad había 809.833 hogares y para este año son 972.037. De todos ese univeso, en 103.579 hogares hay menores de cinco años, 41.093 son monoparentales: en 3.800 hay jefatura masculina y en 37.293 la jefatura es femenina. Dice el informe: “Los hogares con niños y niñas que dependen únicamente de una mujer jefe de hogar pueden presentar una mayor vulnerabilidad, pues en Medellín mientras que el 75% de los hombres participan en el mercado laboral, solo el 56% de las mujeres trabaja o busca empleo”.

Dice Mónica Ospina: “Hay que tener en cuenta que hay que fortalecer los jardines infantiles públicos en los barrios de estratos 1 y 2 de la ciudad, pues es ahí donde los niños están necesitando mayor atención. El panorama que tenemos hoy demanda mayor acompañamiento por parte del Estado de las familias”.

Y es que para 2023 —último año de la administración de Daniel Quintero Calle—, el 12,9 por ciento de los hogares de la ciudad aseguraron que no tenían servicios de cuidado integral para los niños menores de cinco años, una cifra que estaba en 9,4 por ciento en 2021. Cuando el dato se mira por comuna, se observa que el 26,7 por ciento de los hogares en Santa Elena sintieron ese abandono, seguidos por Santa Cruz con el 21 por ciento, Villa Hermosa con el 19,6 por ciento, Popular con 18,8 por ciento y Manrique con 16,9 por ciento.

Ante un panorama de percepción de abandono tal, el rol del programa Buen Comienzo —que revolucionó a la ciudad desde la alcaldía de Alonso Salazar y que atiende a madres gestantes y menores de cinco años— es fundamental. Justo esta semana se anunció que el programa Nutrir para Sanar, Sanar para Crecer, de Buen Comienzo, intensificó la búsqueda activa de niños con riesgo de desnutrición u obesidad. La Alcaldía anunció que este año, con esta estrategia han detectado 249 niñas y niños, de los cuales 92 ya fueron valorados nutricionalmente y 26 cumplen con los criterios de clasificación nutricional para ingresar al programa. Unas 66 niñas y niños no entraron debido a que su estado nutricional es adecuado o están siendo atendidos en instituciones de Buen Comienzo. Las 157 niñas y niños pendientes están programados para recibir intervención de los equipos integrales.

“A través de nuestro proyecto Nutrir para Sanar, Sanar para Crecer estamos llegando a todas las comunas y corregimientos de Medellín. Estamos buscando e identificando cualquier riesgo de desnutrición o inseguridad alimentaria para atenderla de manera oportuna en los jardínes infantiles públicos y privados. También estamos haciendo un trabajo articulado con las comunidades indígenas para combatir cualquier desnutrición”, dijo en su momento la directora de la Unidad Administrativa Especial Buen Comienzo, Diana Carmona.

Mónica Ospina asegura que el mayor reto que tiene Buen Comienzo no es de atención ni cobertura, “pues hay una oferta muy grande y de mucha inversión”, sino de seguimiento de los niños y madres a los que se atienden: “Es necesario que la Alcaldía esté en al tanto de los procesos, del sistema de información, que haya una sistematización juiciosa, porque en la anterior administración dejaron esto a un lado”.

En la presentación del informe, el alcalde Federico Gutiérrez dijo: “Pasamos de 869.000 millones a 1,5 billones de pesos invertidos en Buen Comienzo. El reto es como le vamos a hacer seguimiento al programa y la medición de impacto. Hay unos temas que tenemos que analizar con cifras de 2024, cuando estén consolidadas, porque se deben ver los resultados de los programas como Nutrir para Sanar, Sanar para Crecer, o Buen Comienzo 365 (atención todos los días del año, sin vacaciones). Es imposible que no se noten los resultados si hemos tenido una metodología clara durante tantos años, y la hemos mejorado”.

Servicios de salud y cuidado

Uno de los puntos más preocupantes del informe de Medellín cómo vamos es la percepción de cuidado y las barreras que los ciudadanos vieron en los servicios de salud para 2023. Algunos datos son: el 5 por ciento de los hogares con menores de 5 años manifestó que el pequeño no asistía a salacuna, guardería, preescolar, escuela o colegio; el 7 por ciento de estos hogares no estaba afiliado a ningún servicio de salud; en el 37 por ciento algún niño o joven dejó de tener acceso a una alimentación nutritiva en los últimos 30 días.

Estos datos sobre el cuidado de los menores de cinco años, basados en la última encuesta de calidad de vida, muestran que la ciudad necesita recuperar la confianza en lo público después de que se descuidaran programas vitales como Buen comienzo. Por otro lado, la tendencia de menor natalidad en Medellín van de la mano con las dinámicas demográficas del mundo, donde las clases medias y alta deciden no tener hijos, el reto ahora es que quienes nazcan puedan acceder a un mundo más justo.

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