<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Así opera el cartel de Maduro, según EE. UU.

El presidente es acusado de liderar un grupo narcoterrorista. Sus ministros de Gobierno son sus cómplices y las disidencias de las Farc lo respaldan.

  • Nicolás Maduro acompañado de militares, ministros y la vicepresidenta. Acá están el Aissami y Padrino López. FOTO Getty
    Nicolás Maduro acompañado de militares, ministros y la vicepresidenta. Acá están el Aissami y Padrino López. FOTO Getty
Así opera el cartel de Maduro, según EE.UU.
27 de marzo de 2020
bookmark

Hugo Chávez apenas llegaba al poder en 1999 con la promesa de su Revolución Bolivariana, vistiendo boina roja, traje de militar y jurando sobre una “moribunda” Constitución de la Venezuela petrolera, para ese tiempo, asegura el Departamento de Justicia de Estados Unidos, y ya Nicolás Maduro daba los primeros pasos con el Cartel de los Soles, un grupo narcotraficante aliado con la extinta guerrilla de las Farc.

Ese nombre, “de los Soles”, se refiere a las insignias que reciben los militares de altos rangos en Venezuela, una pista de quienes le integran: las personas con mayor poder en el país. El presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello; el ministro de Defensa, Vladimir Padrino; el ministro del Poder Popular, Tareck El Aissami; el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno y más. Son al menos 14 personas con cargos de jerarquía en Venezuela los señalados de pertenecer al grupo denominado como narcoterrorista.

“Abusaron del pueblo y corrompieron las instituciones legítimas de Venezuela, incluidas partes del Ejército, el aparato de inteligencia, la legislatura y el poder judicial, para facilitar la importación de toneladas de cocaína a los Estados Unidos”, asegura la acusación del gobierno norteamericano. Aparentemente, el Cartel de los Soles tiene la capacidad de enviar cada año 250 toneladas métricas de cocaína a Estados Unidos.

Ese y otros señalamientos, rutas, reuniones y roles dentro en la organización están condensados en documentos que publicó el tribunal de Nueva York, uno de los juzgados que lleva el caso contra Maduro y su guardia pretoriana.

Guerrilla, Maduro y coca

Todo comenzó en 1999. En Colombia se negociaba la paz en el Caguán con las Farc y en Venezuela Chávez realizaba un referendo para cambiar la Constitución. Dos guerrilleros dieron el paso que unió los caminos de su lucha comunista de país a país Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, y Seuxis Paucis Hernández Solarte, alias “Jesús Santrich”.

Mientras el Gobierno de Andrés Pastrana tenía una zona de distensión para las Farc, “Iván Márquez” y “Santrich” negociaban con el Cartel de los Soles su propia zona de despeje en Venezuela, para comenzar a operar desde ese lado de la frontera de más de 2 mil kilómetros. Sería su sede en caso de que esa paz, que finalmente fracasó, se hiciera realidad.

La coca salía de los cultivos de la frontera a puntos de operación en los estados de Apure y Zulia. Desde estos, partían a pistas clandestinas. De allí despegaron vuelos a Centroamérica, hasta 75 en un solo año, asegura el Tribunal. Honduras, México y Nicaragua estaban en el itinerario. El mar Caribe fue una ruta más que trazó la alianza de las Farc y el Cartel de los Soles, con botes que zarpaban desde la costa norte venezolana.

En esa relación ambos ganaban. Las Farc cultivaban la coca en la Serranía del Perijá –que conecta a ambos países– el cartel la sacaba de Venezuela y Maduro, como líder del grupo narcoterrorista, le dio armas de grado militar a la guerrilla. También fue el encargado de negociar los cargamentos a gran escala y sus aliados entrenaban a milicianos que servían como los uniformados del Cartel.

Los “narcos” de Venezuela

Maduro no habría pactado solo con las Farc. Cabello, el exjefe de espías Hugo Carvajal, alias “El Pollo”, y el mayor general (r) Cliver Alcalá también habrían estado en los inicios de la organización. Todos ellos, dice la justicia estadounidense, “actuaron como líderes del cartel y conspiraron con las Farc”.

Alcalá dejó Venezuela desde su retiro de las Fuerzas Armadas, se mudó a Barranquilla y hasta se convirtió en un opositor de Maduro en los últimos años. Él aseguró a EL COLOMBIANO que no ha tenido vinculación con el narcotráfico y las Farc. El viernes se entregó y ya fue trasladado a Estados Unidos.

El fiscal del Distrito Sur de Nueva York, Geoffrey Berman, estima que ese grupo transporta y distribuye cocaína, se beneficia de ese mercado y hace que terceros participen en la provisión de seguridad armada para proteger los cargamentos. Si se incautaban sustancias, conseguía que esta regresara al mercado del narcotráfico e interfería con las investigaciones de tráfico de drogas y los casos penales pendientes en Venezuela.

Por esas acciones son acusados de los cargos de narcoterrorismo, conspiración para importar cocaína y posesión de arsenal como ametralladoras y dispositivos destructivos.

Chávez financió a las Farc

El escrito de Estados Unidos afirma que “Santrich” recibió 300 mil dólares en 2003 por establecer un campamento de las Farc en el Estado Apure, fronterizo con Colombia. Un plan bajo la anuencia del presidente Chávez, quien para 2005 ordenó a Maduro y a otros diputados de ese entonces remover de sus cargos a los jueces que no permitieran el accionar de las Farc en su territorio. Ese mismo año, mientras la administración de Álvaro Uribe en Colombia endurecía su disputa con la guerrilla, su par en Venezuela puso fin a las operaciones bilaterales antinarcóticos con la DEA.

Maduro llegó al gabinete de Chávez como canciller en 2006 y ese mismo año habría recibido 5 millones de dólares en ganancias por traficar droga, dinero que usó para comprar a Malasia material para procesar aceite de palma. En diciembre anunció un acuerdo bilateral con el país asiático para extraer ese elemento que se selló con la visita del primer ministro malayo, Abdullah Ahmad Badawi, a Caracas.

Un abrazo entre Chávez e “Iván Márquez” cerró una reunión que tuvieron en noviembre de 2007 en el Palacio de Miraflores, también con la senadora Piedad Córdoba y Rodrigo Granda, el “canciller” de las Farc. La guerrilla perseguida por la administración de Uribe encontró oxígeno político en el Gobierno de Chávez y en el encuentro de esos dos camaradas se daba el primer paso para conseguir un intercambio humanitario de prisioneros.

“Ponle un avión a Marulanda”, le enviaba mensajes Chávez a Uribe. “Marulanda te espero en la raya”, decía el mandatario desde su programa Aló Presidente. Para 2008, dice la justicia norteamericana, Chávez acordó con Márquez usar fondos de Petróleos de Venezuela (PDVSA, la empresa estatal) para financiar a las Farc. El canciller Maduro y Cabello también se comprometieron a asegurarse de que la frontera con Colombia estuviera libre de vigilancia para permitir el tráfico.

El esquema de los Soles

Maduro lleva 20 años y contando ostentando cargos de poder en Venezuela. Diputado, canciller y vicepresidente, llegó al rol máximo en 2013, ungido para seguir con las riendas del Socialismo del Siglo XXI. “Si algo ocurriera, que me inhabilitara de alguna manera (...) ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente”, dijo Chávez en una alocución presidencial antes de morir, resguardado por la bandera venezolana y el busto de Bolívar.

Desde que arribó al Palacio de Miraflores, asegura la justicia, continuó traficando cocaína y teniendo vínculos con las Farc. Con su ascenso también llegaron a altos mandos otros integrantes del cartel.

Por la cabeza del ministro de Defensa y general Vladimir Padrino López Estados Unidos ofrece 10 millones de dólares. Desde 2014 ha sido, según EE.UU., quien permite que las aeronaves transiten sin reparos por el espacio aéreo venezolano y también aceptó sobornos de otros actores a cambio de dejar que sus cargamentos pasaran por el país. El mayor general (r) Alcalá, entre tanto, coordinaba las actividades entre las Farc y el cartel.

En una nación con independencia entre las ramas del poder, la judicial podría investigar esos comportamientos de los altos mandos. Pero en Venezuela eso no ocurriría porque el presidente Maduro y su grupo narcotraficante tienen fichas en los juzgados.

Ahí entra el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, máxima corte del país, Maikel Moreno, señalado de recibir sobornos a cambio de arreglar ilegalmente docenas de casos civiles y penales. Abogado, casado con una exreina de belleza y modelo, Moreno habría recibido “decenas de millones de dólares” para limpiar el nombre de los integrantes del cartel. También es señalado de lavado de dinero.

De ahí la condescendencia de la justicia hacia el cartel: una de sus máximas cabezas aceptaba sus sobornos. Cuando pidió su visa norteamericana en 2014 reportó que sus ingresos anuales eran de 12 mil dólares, pero a sus cuentas bancarias en Florida entraron 3 millones de dólares de compañías fantasmas, dinero con el que compró hasta su propio avión con piloto personal.

La pesquisa del Fiscal General de Estados Unidos, William P. Barr, indica que aún en la presidencia Maduro siguió vinculado con el cartel. En 2014 “Iván Márquez” y “Santrich”, como miembros del secretariado de las Farc, negociaban la paz con el gobierno de Juan Manuel Santos en La Habana. Márquez, al tiempo, tuvo en su agenda una reunión con Maduro en la base militar de Caracas en la que el mandatario prometió seguir dando armas a las Farc si estas entrenaban a las milicias de Venezuela.

Cabello, el número dos del chavismo, entregó personalmente ametralladoras, municiones y lanzacohetes a las Farc en su campamento. Los intercambios de droga siguieron y la justicia tiene registro de que estos salieron, incluso, del hangar presidencial en Maiquetía, según una grabación que tiene la DEA de una conversación entre Efraín Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, los sobrinos de Maduro y la primera dama Cilia Flores.

Nicolás Maduro tiene a sus hombros, a pesar de las críticas de Estados Unidos y el Grupo de Lima, la presidencia de su país. Por esto, Cabello sería una ficha clave para mantener en pie el cartel. Según la justicia estadounidense, el narcotráfico le ha dado a Maduro al menos $450 millones de dólares que fueron incautados en bancos en el Sur de la Florida.

Por todo este presunto entramado de narcotráfico, corrupción y terrorismo en alianza con la extinta guerrilla de las Farc y los que ahora encabezan sus disidencias, hoy la figura de Maduro tiene el precio de 15 millones de dólares, el triple de lo que en su momento ofreció Estados Unidos por Joaquín “El Chapo” Guzmán. Por Diosdado, Padrino, Moreno, El Aissami y Hugo Carvajal ofertan 10 millones de dólares. Pero, ¿quién entrega a quién en un gobierno en el que los más altos cargos están señalados de integrar un cartel del narcotráfico?.

14
altos cargos en la justicia, el Ejército y el Gobierno son narcotraficantes: EE.UU.
20
años lleva Nicolás Maduro con el Cartel de los Soles traficando droga: EE.UU.
Infográfico
El empleo que busca está a un clic

Te puede interesar

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD