Frente al fracaso militar, un nuevo responsable. Esa parece ser la estrategia que ahora quiere seguir Rusia luego de designar a Valeri Guerásimov –jefe del Estado Mayor General de las Fuerzas Armadas– para dirigir las operaciones en Ucrania, un paso que para muchos es un reflejo de la impaciencia y el desconcierto de Moscú ante una guerra que va para un año y que no consigue ganar.
Nombrado a finales de octubre, el temido Serguéi Surovikin solo permaneció en el cargo tres meses, ya que fue relegado a número dos y quedó por debajo de Guerasimov. De hecho, este último será el nuevo líder de la sangrienta invasión a Ucrania y tiene la misión de alistar una dura maniobra militar de aquí al 24 de febrero –que podría incluir a Kiev–, cuando se cumple el año exacto del ataque y que se ha vuelto todo un revés para Vladimir Putin.
Tanto en Moscú como en Occidente, los observadores hablan de la impaciencia de Putin ante la resistencia ucraniana, lo que también se deriva de que tanto en Rusia como en otros Estados es muy poco habitual que un jefe del Estado Mayor termine comandando una operación en particular. Y es que –según la doctrina castrense– quien coordina, anticipa y evalúa la amenaza global no puede ser quien dirige en el terreno.
“La última vez que esto ocurrió fue en 1941 durante la invasión nazi”, aseguró un analista moscovita bajo anonimato. Además, Guerasimov –número dos en la jerarquía militar después del Ministro de Defensa (Sergei Shoigu)– está a cargo del maletín nuclear ruso. “¿Lo llevará con él a Ucrania?”, ironizó el experto.
En su opinión, este nombramiento “viola todas las reglas existentes” del mando militar. Una decisión que muestra que “las cosas no están sucediendo como estaban previstas”.
En ese escenario también se cree que esta decisión podría apuntar a una aceleración de la operación rusa, que podría incluir un nuevo proceso de reclutamiento tras un primer llamamiento en septiembre de 300.000 hombres. La prensa especializada habla, incluso, de enlistar a los extranjeros que obtuvieron la ciudadanía rusa en los últimos años.
Y es que, actualmente, las ciudades de Bajmut y Soledar (este) son escenario de intensos combates. “No es coherente cambiar de jefe de operaciones en plena batalla”, le dijo a la AFP Tatiana Kastoueva-Jean, investigadora sobre Rusia en el Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI).
“Esto desequilibra toda la jerarquía, de arriba abajo. No puede ser una buena señal”, añadió la experta.
En todo caso, el nuevo encargado de dirigir la ofensiva rusa en Ucrania no es un desconocido para el estamento militar de Putin.
Incluso, Guerásimov es considerado uno de los generales más brillantes del país y tiene experticia en el diseño de grandes operaciones.
Tiene 67 años, es considerado un “héroe de Rusia” y está sancionado por la Unión Europea y por Estados Unidos por la cruenta invasión. Además, Guerásimov fue señalado en 2015 por la Fiscalía Militar de Ucrania como el “principal ideólogo de la guerra en el Donbás”, por lo que le libró orden de búsqueda y captura.
Pero el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valery Zaluzhny, tiene –o al menos ha tenido– una elevada opinión de Guerásimov.
“He aprendido de Guerásimov. He leído todo lo que ha escrito. Es el más inteligente de los hombres y mis expectativas sobre él eran enormes”, dijo el general ucraniano en una entrevista publicada en septiembre pasado por Time.
En contraste, a nivel interno, se dice que Putin –con este cambio en la dirección militar– no tranquiliza a una parte de la élite de Moscú.