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Uno de los pocos políticos que sobrevivió al remesón del gabinete que hizo Vladimir Putin el 15 de enero fue su canciller Serguéi Lavrov. Encargado de la cartera desde 2004, ha direccionado la política exterior Rusia en temas clave para el país como la estrategia hacia Estados Unidos, Siria, Ucrania y Venezuela. Diplomático desde los tiempos de la Unión Soviética y una ficha clave en los vínculos de Moscú con Caracas, Lavrov hizo tres paradas esta semana en el continente: Cuba, México y Venezuela.
Más que una visita diplomática, su presencia significó la reactivación de los vínculos bilaterales con México, que a finales de 2018 dio un paso a un gobierno de izquierda en manos del presiente Andrés Manuel López Obrador. En Venezuela, se da justo cuando el líder opositor Juan Guaidó pasa por una semana de gran reconocimiento internacional después de reunirse con los mandatarios de Canadá, Estados Unidos, Francia y Reino Unido, estar en el Discurso de la Unión de Donald Trump y participar del Foro Económico Mundial en Davos.
Cuba también tiene su particularidad. Cuando Guaidó se reunió con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, el 28 de enero, dio un espaldarazo a que Ottawa emprenda contactos con la isla, en los que intentaría buscar caminos que permitan una transición pacífica y elecciones en Venezuela.
Precisamente una semana después se dio la visita del jefe de la diplomacia rusa con el mensaje de que Estados Unidos “intenta subordinar a Latinoamérica a sus intereses geopolíticos, dirigidos a derrocar a los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua”.
La visita de Lavrov a México fue “repentina”, así la describe el PhD en Ciencia Política de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Rodrigo Salazar. Cuando López Obrador llegó al poder aseguró que la política exterior no estaba entre sus prioridades; pero, con las amenazas de Trump de imponer aranceles a México si este no frenaba las caravanas de migrantes, comenzó a ceder ante lo requerimientos de la Casa Blanca.
“Los gobiernos de Adolfo López Mateos (1958 - 1964) a Carlos Salinas (1988 - 1994) usaron el vínculo con Cuba o Rusia para marcar una línea de independencia en su política exterior con respecto a Estados Unidos y López Obrador está haciendo algo similar”, considera Salazar.
Este es un acercamiento que no tenía antecedentes recientes dado que pasaron diez años desde la última vez que un canciller ruso estuvo en México y en la visita reactivaron su Comisión Intergubernamental, instancia para la cooperación comercial y económica suspendida en 2011.
Ciertamente, los gobiernos con una tenencia marcada hacia la izquierda en la región son los de los países que visitó el canciller. En esa lista de progresistas también están Argentina y Nicaragua, pero estos no estuvieron en el itinerario del canciller.
Si bien “Rusia no quiere crear un bloque, sí pretende alinear a sus posibles aliados en el continente, afianzar su presencia, más en un contexto como el venezolano en el que el gobierno recibe un apoyo económico vital desde Moscú”, asegura el analista político de la Universidad Central, Félix Seijas. Según Ecoanalítica, el gobierno de Putin ha prestado 7.500 millones de dólares al de Nicolás Maduro, la muestra más clara de la conexión Moscú - Caracas.