Philip Nitschke, director de la organización Exit International, confirmó en la tarde del miércoles que Fernando Manrique, el padre de la familia colombiana fallecida en Australia, no compró su libro “La Píldora Pacífica” sobre métodos de eutanasia.
A comienzos de semana, Nitschke había dicho que el colombiano figuraba en la base de datos de personas que compran la edición digital de su libro, pero luego reconoció que hubo un error. “Luego de revisar la base de datos, confirmamos que sí hubo un comprador con el apellido Manrique, pero con un nombre de pila diferente. Fernando Manrique no tuvo acceso a nuestro libro”, dijo, en declaraciones recogidas por el diario “The Sydney Morning Herald”.
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Sin embargo las autoridades de Sidney aún no dan un veredicto concluyente sobre lo sucedido. Hasta ahora lo único confirmado es que en la vivienda se encontraron dos tanques de gas y un sistema de tuberías.
Según reportó el Sydney Morning Herald, las pipetas contenían monóxido de carbono, un gas tóxico usado incluso para eutanasia y en las cámaras de exterminio que usaban los nazis, pues no tiene olor. De acuerdo con el reporte policial que cita el diario, el gas habría sido bombeado a la casa -que estaba completamente cerrada- en algún momento entre la noche del sábado y la mañana del lunes.
Ofik Thomassian, vecino de la pareja, confirmó que hacia las 6:00 p.m. del sábado vio a Fernando Manrique haciendo trabajos con herramientas y tubos sobre el techo de la vivienda.
La policía reportó que en la casa no había signos de violencia ni olores fuertes. La madre, María Claudia Lutz y su hija Elisa, de 11 años, fueron encontradas en una cama del mismo cuarto. El niño Martín, de 11 años, estaba en otro cuarto mientras Fernando Manrique, el padre, estaba en una tercera habitación. El perro de la pareja también murió.
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Según el diario Daily Telegraph, que cita a fuentes familiares, la pareja se había distanciado porque María Claudia quería regresar a Bogotá para que su familia le ayudara con el cuidado de los niños, ambos con autismo. Sin embargo, Fernando quería permanecer en Sidney, donde llevaba una exitosa carrera como jefe de tecnología de la firma Drake Business Logistics.
En la escuela St. Lucy, donde estudiaban los dos niños, se realiza por estos días una exposición de pintura infantil, en homenaje a la familia y a las habilidades artísticas de los pequeños fallecidos.
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