48%
de 640 millones de armas de civiles en el mundo las portan estadounidenses (CNN).
El debate sobre el porte de armas y su relación con las reiteradas masacres en EE. UU. se hizo más complejo esta semana con la inminencia del fenómeno de las pistolas fabricadas con impresoras 3D, y que empresas como Defense Distributed tenían previsto enseñar a hacer en casa a los ciudadanos al pagar una módica suma de 150 dólares, según CNN.
Desde el estado de Washington, el juez federal Robert Lasnik le puso freno a dicha actividad al considerar que supone “un daño irreparable” para la seguridad nacional. Los manuales para fabricar de forma doméstica estas armas iban a estar disponibles ayer en internet, pero conscientes de ello, fiscales de varios estados de tradición liberal interpusieron un recurso para vetarlos.
Defense Distributed aseguró que su producto suponía “el inicio formal de la era de las armas descargables”, y que en algún momento tendría disponibles versiones del fusil de asalto AR-15. También había llegado a un acuerdo con el gobierno de Donald Trump para operar (29 de julio), después de una batalla jurídica que completaba cinco años, desde que la administración de Barack Obama señalara que violaba la ley de exportación de armas.
Seguridad ciudadana
Barbara Underwood, fiscal general del estado de Nueva York y que venía ganando notoriedad por su rol en pesquisas como la del caso Fundación Trump (de presunto delito electoral), celebró la decisión del martes: “es una gran victoria para el sentido común y la seguridad ciudadana”.
“Como argumentamos en nuestro recurso, es una locura darles a los delincuentes las herramientas para construir pistolas impresas en 3D, imposibles de rastrear, con tan solo pulsar un botón”, agregó.
Aunque el gobierno de Trump había autorizado la publicación de los manuales, el mandatario dijo en Twitter: “estoy abordando el tema de la venta de armas plásticas 3D al público. Ya hablé con la NRA (Asociación Nacional del Rifle), y esto no tiene mucho sentido”.
Previsiones
A pesar de fallar en contra, el propio juez Lasnik admitió que resta mucho trecho para ver cuál será la suerte de este tipo de armamento, toda vez que su decisión “representa desafíos a la Segunda Enmienda”, el derecho a portar armas. En esa fina línea del país entre seguridad ciudadana y ese derecho constitucional, ¿qué ocurrirá con las armas 3D?
En opinión de Óscar Palma, politólogo, docente de la Universidad del Rosario y experto en el tema, “lo previsible es que, no solo por el riesgo para EE. UU. de un acceso mucho más fácil a las armas, sino por los intereses de los grandes fabricantes convencionales agrupados en la NRA y su poderoso lobby en Washington, se impondrá un enfoque restrictivo para las armas 3D”.
Para el experto en seguridad Erich Jaumeth, “más allá de si se prohibe o no, el debate de fondo seguirá siendo cultural, de cómo transitar hacia una sociedad que no fomente el porte sin antes educar a los ciudadanos sobre su uso, que debe ser de protección y no de agresión”.