En medio de la tormenta política que sacude a Corea del Sur, el exministro de Defensa, Kim Yong-hyun, fue arrestado este domingo tras ser señalado por su papel en la fallida implantación de la ley marcial decretada por el presidente Yoon Suk Yeol.
La polémica ley que desató el rechazo de la oposición, movilizaciones masivas y una moción de destitución contra el mandatario, ahora pone a uno de sus principales aliados en la mira de la justicia.
Según medios locales, Kim Yong-hyun renunció al cargo tras la polémica y su arresto se produjo pocas horas después. La fiscalía lo acusa de haber facilitado la orden de enviar tropas al Parlamento, una maniobra que el propio Yoon tuvo que revertir seis horas después ante la presión de los legisladores opositores y la protesta en las calles.
Todo comenzó el martes, cuando el presidente Yoon sorprendió al país al declarar la ley marcial. La medida permitió el despliegue de 300 soldados en el Parlamento, apoyados por helicópteros que aterrizaron en el techo de la Asamblea Nacional.
Los parlamentarios bloquearon las puertas con sofás y extintores mientras decenas de ellos trepaban los muros para ingresar y votar la anulación de la medida. La escena se convirtió en una imagen icónica del rechazo a la maniobra autoritaria de Yoon.
El sábado se llevó a cabo la esperada votación de la moción de destitución contra el presidente. La oposición necesitaba el apoyo de dos tercios de los diputados (200 de los 300 escaños) para sacarlo del cargo, pero el resultado fue otro golpe para la oposición. La mayoría de los legisladores del Partido del Poder Popular (PPP), partido de Yoon, abandonaron la sala y la moción no alcanzó el quórum necesario para ser válida.
“Bloqueamos la moción para evitar grandes divisiones y caos en el país”, justificó el PPP en un comunicado. Sin embargo, esta decisión enfureció a los manifestantes.
Afuera, unas 150.000 personas, según la policía, o un millón, según los organizadores, se reunieron frente al Parlamento en Seúl. “Voy a destituir a Yoon Suk Yeol, que se ha convertido en el peor riesgo para Corea del Sur, a cualquier precio”, advirtió Lee Jae-myung, líder de la oposición, quien ya prometió intentar de nuevo la moción de destitución.
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La imagen del presidente Yoon Suk Yeol es débil y su gobernabilidad está en duda. Su índice de aprobación cayó a un histórico 13%, según una encuesta de Gallup. La presión no solo viene de las calles, sino también de la investigación policial que ahora lo tiene en la mira por presunta insurrección.
“Provoqué ansiedad e inconveniencia a la ciudadanía. Me disculpo sinceramente ante los ciudadanos que se sintieron muy angustiados”, expresó Yoon en un discurso televisado, su primera aparición pública en tres días. Sin embargo, su disculpa no parece haber calmado las tensiones.
Con la detención del ministro y la presión ciudadana que cada vez crece más, la situación para el Gobierno de Yoon es cada vez más crítica. La oposición ya advirtió que volverá a intentar la moción de destitución. Mientras tanto, el futuro del presidente parece pender de un hilo.
