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Petro reescribe relación con Maduro: frontera abierta y sin demanda ante la CPI

El 26 de septiembre comienza en firme la nueva era de las relaciones diplomáticas. ¿Habrá cumbre?

  • Frontera con Venezuela. Foto Colprensa
    Frontera con Venezuela. Foto Colprensa
10 de septiembre de 2022
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El restablecimiento de las relaciones entre Colombia y Venezuela entra en una nueva fase con la reapertura de las fronteras y una polémica determinación que tomaría el gobierno de Gustavo Petro: levantar la demanda contra el régimen de Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional.

Esos apuntes llegaron este viernes desde la Cancillería que dirige Álvaro Leyva y con comunicados oficiales del presidente Petro y de Nicolás Maduro. La primera de esas determinaciones reactivaría el comercio binacional que compromete a 12 millones de personas; la segunda siembra dudas por las investigaciones que involucran a Maduro con violaciones a los Derechos Humanos (ver Paréntesis).

El 26 de septiembre se dará el segundo gran gesto desde que los países reactivaron su diplomacia con la reapertura oficial de la frontera. El primero se había dado con la llegada de los embajadores Armando Benedetti a Caracas y Félix Plasencia a Bogotá; y es probable que se dé una cumbre Petro- Maduro en octubre.

El ministro del interior, Alfonso Prada, apuntó que llegará un periodo de integración en transporte de carga, de flujos de movilidad y de dinamización de las relaciones que permite “recuperar la posibilidad de llegar en un retorno tranquilo y seguro a su estado de origen” a los migrantes.

Esa es la segunda vez que un vocero del gobierno habla en micrófonos sobre la pretensión de que parte de los 2,3 millones de venezolanos que residen en el país regresen a su territorio de origen. Ya desde el empalme Daniel Rojas había dicho que buscarían un plan de retorno del que se conocen pocos detalles.

La movilidad internacional es, precisamente, uno de los puntos que atañe la agenda bilateral. Migración Colombia y Acnur ya tienen claro el censo de venezolanos en Colombia –y de los 6,6 millones que están en esta y otras geografías– pero no se sabe con exactitud cuántos colombianos están en Venezuela.

La brecha en ese dato es contundente. Mientras el embajador en Caracas, Armando Benedetti, habla de 4 millones colombianos en Venezuela, el diplomático de Maduro en Bogotá, Félix Plasencia, plantea que son 6 millones los connacionales que están allá.

La Casa de Nariño es clara con sus estadísticas y las del Palacio de Miraflores son dispares. Sin embargo, ambos palacios tienen la tarea de rehacer los registros consulares, validar diplomas de grado, pasaportes y otros documentos que se traspapelaron ante la falta de oficinas para prestar servicios consulares.

Volar de Caracas a Bogotá

La fecha quedó programada para el lunes 26 y esto en la práctica significará que los puentes internacionales para el transporte terrestre de mercancías, los pasos marítimos y fluviales y el transporte aéreo se reabran después de casi siete años con un funcionamiento intermitente.

La determinación beneficia a una población binacional de 12 millones de personas asentadas en los departamentos y estados de frontera, da alivio a las tiendas venezolanas que necesitan de los insumos colombianos y también significa un respiro para los comerciantes.

Incluso, los días para que vuelva a ser posible volar de Bogotá a Caracas o a Valencia en un itinerario comercial están contados porque la reactivación involucra a las empresas de transporte. Para esto las aerolíneas Avianca, Latam, Ultra y Wingo están en consultas para la creación de rutas, según dijo Benedetti.

Desde hace tres años las personas se veían obligados a hacer conexiones aéreas en Panamá para llegar a Venezuela. En su defeco, cruzaban la frontera caminando por trochas en las que los grupos armados imponen su “ley”.

Con la ausencia de los estados en esa zona pulularon los grupos armados como el Eln, las disidencias de las Farc y los colectivos venezolanos. Fue tal el imperio de la ilegalidad en las zonas que hoy los cultivos de coca solo en la región del Catatumo superan las 40.000 hectáreas. Por la frontera es también una ruta para el narcotráfico.

Esa línea fronteriza que se traza con las riveras del río Táchira ha tenido un relato de intermitencias desde agosto de 2015, cuando Maduro expulsó a los colombianos que vivían en el lado venezolano en medio del quiebre de la comunicación con la presidencia de Juan Manuel Santos. El paso solo se reactivó hasta septiembre 2016 para el cruce de mercancías de Norte de Santander a Táchira en horarios nocturnos.

Entre los últimos meses del gobierno Santos y los primeros de Iván Duque los migrantes podían transitar de un país a otro y esa apertura permitió que los venezolanos encontrarán un oportunidad de vida en Colombia en medio de la emergencia humanitaria compleja que vive su país.

Pero esos 2.219 kilómetros no dejan de estar sujetos a los vaivenes políticos. Sucedió cuando Santos era presidente y esa historia se repitió con Duque en la Casa de Nariño cuando este optó por reconocer al opositor Juan Guaidó como presidente interino, después de que Maduro se hiciera reelegir en unos comicios antidemocráticos.

Esa decisión ocurrida en enero de 2019 decantó en una ruptura diplomática que dejó su coletazo en los siete pasos oficiales con el cierre total, al menos, para la movilidad regular. Esa clausura se acentuó con los cierres por pandemia de marzo de 2020.

En junio de 2021 Duque anunció la reapertura de las fronteras con Venezuela, pero desde el régimen las mantuvo cerradas. El único puente internacional que ha estado habilitado desde entonces para el paso de mercancías, vehículos y personas es el de Paraguachón, que conecta al departamento de La Guajira y con el estado de Maracaibo.

Desde la comisión segunda de la Cámara el representante Alejandro Toro llama la atención sobre que se tendrá que generar confianza entre el tejido empresarial de ambos lados porque hubo cuentas que quedaron por pagar de parte de compañías venezolanas a las colombianas. Si se revuelve ese renglón, la reactivación de la frontera le daría un nuevo respiro a las finanzas de los dos países

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