En la última semana, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, denunció que funcionarios de ese país recibieron posibles ataques sónicos en Guangzhou, China.
Según sus declaraciones, hasta el momento “varios” estadounidenses fueron diagnosticados con síntomas clínicos similares a los que presentaron 24 funcionarios de ese país que, se presume, sufrieron un ataque de este tipo en Cuba, entre noviembre de 2016 y agosto de 2017.
Pompeo aseguró que “aún no se conoce la naturaleza de las lesiones que afectaron al personal y si corresponden a una causa común”. Además, anunció que hay una investigación en curso para determinar los posibles responsables.
Pero, ¿qué es un ataque sónico? Se trata de una agresión por medio de sonidos de baja frecuencia, difíciles de percibir para el oído humano, pero que, según reseñó la BBC, pueden generar “daños estructurales a los cilios receptores en el oído interno, que convierten las ondas sonoras en actividad cerebral”. Expertos citados por este medio hablan que podrían ser dispositivos o armas las que generan estos sonidos.
Esta situación representa un desacuerdo más en la relación de Estados Unidos con China. Ante la pregunta del por qué funcionarios estadounidenses podrían estar recibiendo intimidaciones de este tipo, la explicación es clara para Néstor Restrepo, doctor en Política y Comunicación de la Universidad Complutense de Madrid. Indica que esta, por ahora, “es la única forma de atacar el país”, ya que sigue siendo la gran potencia del mundo, especialmente, en términos armamentísticos, con el 70 % del poder mundial.
Este tipo de confrontaciones entre países, donde las armas pasan a un segundo plano y el escenario de los encuentros deja de ser físico, es un tema del que apenas se comienza a hablar.
Esto, según comenta Enrique Serrano, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario, se debe a las nuevas formas que permite la tecnología que “en el pasado no se consideraban y de las que se desconocen sus efectos”.
De esos posibles ataques sónicos se tiene poca información. Solo la denuncia hecha por Pompeo y las teorías acerca de quiénes fueron los posibles responsables, pero analistas tienen en su radar a Rusia o China, como los posibles atacantes.
Sin embargo, quienes se ven afectados de forma directa son los funcionarios. Entonces, ¿por qué atacar a quienes trabajan para el gobierno norteamericano? La respuesta estaría en la posibilidad de quebrantar la política de seguridad del país desde el daño a una persona o un grupo porque “ahora es un juego individual, lo que sea atacar a una persona o individuo sería atacar directamente a la defensa y seguridad del Estado”, concluye Néstor Restrepo.
Por ahora, las posibles víctimas están bajo evaluación médica y presentan mareos, dolores de cabeza y fatiga.