Eso indica una “mejora progresiva coherente con el excelente estado del Presidente”, añadieron.
Los médicos habían anunciado previamente que el jefe de Estado se realizaría exámenes de control regularmente tras su hospitalización en São Paulo para una cirugía de emergencia, la noche del 9 al 10 de diciembre.
Esa operación intracraneana buscaba reabsorber un hematoma causado por un sangrado relacionado a un accidente en octubre, cuando Lula se golpeó en la nuca al caerse en el baño de su residencia oficial.
El líder brasileño salió del hospital el 15 de diciembre y volvió a Brasilia cuatro días después, tras una primera tomografía que mostró un resultado “extremadamente satisfactorio”.
“Puede ejercer sus actividades normalmente, todo está perfecto desde el punto de vista cognitivo, puede trabajar”, había asegurado entonces su médico personal, Roberto Kalil.
Desde que salió del hospital, Lula no deja de lucir en público un sombrero panamá para tapar los vendajes dejados en su cabeza tras la operación.
Se mostró con el sombrero durante su mensaje televisivo en la víspera de Navidad, en el que aseguró estar “aún más fuerte” y mostró su agradecimiento por la “cadena de solidaridad” y los “mensajes de cariño” que recibió durante su hospitalización. Según Kalil, Lula pudo haberse enfrentado a “lo peor”.
Este nuevo problema de salud, sumado a un cáncer de laringe en 2011 y una operación de cadera el año pasado, lanzó dudas sobre la capacidad del referente de la izquierda latinoamericana para emprender una nueva campaña electoral en 2026, como propios y extraños afirman es su intención.
Para más noticias sobre Estados Unidos, América Latina y el mundo, visite la sección Internacional de EL COLOMBIANO.