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El primero de julio se realizarán los comicios presidenciales para los próximos seis años en México, para suceder al actual mandatario Enrique Peña Nieto.
La votación del próximo domingo será definitiva porque México tiene un sistema electoral en el que se elige al presidente en tan solo una vuelta con el candidato que obtiene la mayoría relativa.
En otras palabras, no es necesario que alguno tenga más del 50 % de los votos para ser declarado como ganador definitivo.
Cuatro personas se disputarán la Residencia Oficial de Los Pinos. Andrés Manuel López Obrador, de la Coalición Juntos Haremos Historia, que cuenta con el apoyo del Partido del Trabajo, el Partido del Encuentro Social y Morena, el movimiento que creó en 2011 el propio López Obrador. Por la Coalición Todos por México, está José Antonio Meade Kuribeña, quien es el candidato del actual presidente Peña Nieto. Meade es apoyado por los partidos Revolución Institucional, Verde Ecologista y Nuestra Alianza. Además, están Jaime Heliodoro Rodríguez, un candidato independiente al que no le ha ido bien en las encuestas, y el opcionado por el partido Coalición México al Frente, Ricardo Anaya Cortés, quien con 39 años es el candidato más joven.
López Obrador es el más opcionado para quedarse con el cargo de presidente de los mexicanos. De acuerdo con la plataforma Oraculus —que reúne una base de datos de cerca de 20 casas encuestadoras, promediando los resultados de todos los sondeos que estas hacen— hasta ahora López Obrador se quedaría con el 50 % de la votación y tiene un 99 % probabilidades de ser elegido el próximo primero de julio.
Este politólogo de 65 años intentó ser presidente en dos ocasiones. En 2006, apoyado por los partidos de la Revolución Democrática (PRD), del Trabajo y el Convergencia, contienda que perdió por lo que llamó “un fraude”. Y, 2012, cuando perdió contra el actual presidente Peña Nieto.
López lidera las encuestas desde el comienzo y ha aumentado la diferencia porcentual respecto a los otros candidatos. Ni siquiera el apoyo de Peña Nieto a José Antonio Meade ha podido competir con la creciente popularidad de López.
Juan Ricardo Pérez, socio fundador de Oraculus, explica que “ha habido una lucha intensa para que los candidatos Meade o Anata se posicionen en el segundo lugar y se polarice la elección entre los que apoyan a López y los que no”, batalla que, a pocos días de las elecciones, pierde fuerza debido a la amplia ventaja de este candidato.
Respecto al porqué el representante del PRI, partido de Peña Nieto, no ha tenido un buen desempeño en la campaña, el encuestador explica que, a pesar de que fue escogido por el mismo presidente actual, es un personaje contradictorio puesto que no hace parte del partido. “No se le conoce ningún escándalo de corrupción, se percibe como una persona honesta, pero por los índices de aceptación del PRI, partido que se ha visto envuelto en escándalos de corrupción, no ha salido favorecido”, comenta.
En medio de la campaña electoral han asesinado a 122 políticos, pero los muertos pasaron a segundo plano. Para el profesor de la división de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Monterrey, José Luis Berlanga, “los mismos candidatos y la sociedad miran para otro lado porque es una situación durísima, un momento de violencia sin precedentes” y asegura que es un problema que seguirá creciendo. Según el medio local Vanguardia, mayo fue “el mes más sangriento de la historia” de México con casi 2.900 asesinatos que reportó el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Durante el gobierno de Peña Nieto se disparó la corrupción, especialmente en las gobernaciones locales. La inseguridad y la violencia también preocupan. No solo los muertos por causas políticas alertan a la ciudadanía, sino el crimen organizado en algunas regiones. Según explicó Berlanga a EL COLOMBIANO, “el crimen está interviniendo de una manera fuerte en las elecciones.
Finalmente, el politólogo mexicano comenta se percibe una atmósfera de pleito y división ante la notable ventaja que tiene López Obrador en las encuestas, y que tiene al país dividido entre ese 50 % de personas que aseguran votarán por él, y la otra mitad del país que no quiere que llegue a la presidencia.
Estas elecciones determinarán tanto el futuro presidente como los diligentes locales. Quienes lleguen al poder tendrán en su agenda la corrupción, el crimen organizado y la economía, ya que un sector de la sociedad siente que durante los seis años este aspecto desmejoró.
El próximo mandatario tendrá que lidiar con un vecino complicado como Estados Unidos, por a las políticas de Donald Trump —entre ellas se destaca la construcción de un muro en la frontera que afectará el paso binacional—.