Miles de personas marcharon ayer por las calles de Ciudad de Guatemala en contra y a favor del presidente, Alvaro Colom, envuelto en un escándalo a raíz de la divulgación de un vídeo póstumo de un empresario asesinado que lo acusa de su crimen.
El escándalo se desató el lunes, cuando se divulgó un vídeo en el que el empresario Rodrigo Rosenberg, asesinado a tiros el domingo en la capital, acusa a Colom del crimen, de malversar fondos públicos y hacer la vista gorda a operaciones de lavado de dinero en el banco estatal Banrural.
Los manifestantes en contra del mandatario centroizquierdista culminaron su marcha en Plaza Italia con exigencias de renuncia y demandando justicia en el caso Rosenberg.
"Tenemos mucho tiempo de estar viviendo con muchísima violencia en Guatemala, pero nunca pensamos que la violencia viniera del propio Estado," dijo Patricia, una empresaria y madre de cuatro hijos quien vestía una playera blanca.
Pero, unas 20 cuadras al norte, en el centro histórico de la ciudad, otra marcha salió a respaldar al mandatario, quien asegura que enemigos poderosos están detrás del escándalo debido a los golpes de su Gobierno contra los cárteles de la droga y los abusos cometidos por militares.
Guatemala es uno de los países de América Latina con mayor índice de asesinatos, atribuidos a pandillas juveniles pero también a los cárteles mexicanos, que cada vez más utilizan su territorio como teatro de operaciones. Ambos países son fronterizos.
Rosenberg, quien también lanzó acusaciones contra la esposa y el secretario particular de Colom, representaba a un empresario que también fue asesinado, junto con su hija, en abril.
Las dos caras
La protesta contra Colom fue liderada por amigos y familiares de Rosenberg así como por empresarios de Guatemala, quienes dijeron que han recolectado decenas de miles de firmas para llevar a juicio a Colom.
En la marcha de apoyo al presidente participaron sobre todo campesinos indígenas mayas del interior del país en una concentración que fue organizada por la Unión Nacional de la Esperanza (UNE), el partido del mandatario.
"El ha llevado el desarrollo a nuestros municipios, a la gente más pobre, y estamos acá con él para demostrar el apoyo", dijo Alex Figueroa, un campesino del norteño departamento de Quiché.
El escándalo político, el más grave que enfrenta Colom desde que asumió el poder en enero de 2008, ha polarizado a la sociedad y dividido a los guatemaltecos entre los que piden su renuncia y que sea procesado por esos señalamientos, y los que le apoyan.
En la Plaza Italia, en el centro cívico de la capital, unos 15.000 guatemaltecos, según sus organizadores, se han concentrado para exigir la renuncia del mandatario.
La denominada "marcha de la paz", la cual fue convocada por el poderoso sector empresarial aglutinado en el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif), ha reunido en su mayoría a habitantes de las zonas urbanas, integrantes de las clases medias y altas de la sociedad.
A esta también se unieron el general retirado Otto Pérez Molina, el empresario Alejandro Giammattei y el académico Eduardo Suger, líderes de la oposición y ex candidatos a la Presidencia del país, derrotados por Colom en los comicios de 2007.
La Corte de Constitucionalidad (CC), máximo tribunal del país, en atención a sendos amparos presentados la víspera por directivos del Cacif para que se garanticen sus derechos de manifestación, ordenó al Gobierno abstenerse de parcializar a las fuerzas de seguridad durante las manifestaciones.
De paso, la fiscalía y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), dependiente de la ONU, han pedido a las autoridades que impidan la salida del país de un centenar de personas, vinculadas a la investigación por el asesinato de Rodrigo Rosenberg.
La dirección de Aeronáutica Civil confirmó la existencia de ese listado de un centenar de personas que tienen prohibido salir del país, pero no ha dado a conocer los nombres.
Los investigadores han comenzado a indagar en varias líneas, tanto de los círculos cercanos a Rosenberg como en las esferas señaladas por el abogado. Un agente del FBI se ha unido a los trabajos.
La presencia de la Cicig es la última esperanza de que, esta vez sí, se dé con los asesinos. Mientras, Rosenberg se ha convertido ya en un héroe para millones de conciudadanos y su muerte amenaza la estabilidad política en Guatemala.
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