Juvenal Bejarano no deja de soñar con el instante en el que pueda abrazar a su pequeño Yéferson, de 18 meses de edad, quien fue arrebatado, el pasado 21 de agosto, de su hogar por una mujer cercana a la familia.
Y es que aunque sabe que su niño ya fue rescatado por la Policía en un lugar apartado y deprimido de Cartagena, su dicha sólo será plena cuando vuelva a reunir a toda su familia, tal como era antes de aquel terrible día en el que se le llevaron al consentido del hogar, en Santa Cruz.
El tan anhelado encuentro le ha sido esquivo a este padre, para quien los 20 días en los que no supo nada de su bebé estuvieron llenos de angustia e intranquilidad.
"Uno siente de todo, tristeza, angustia y desesperación", comentó el hombre, el viernes, antes de conocer el paradero de su hijo.
Una vez se enteraron de que el pequeño había sido hallado, vestido de niña, en San Basilio, Palenque, un corregimiento de Bolívar, la madre viajó de inmediato, con el apoyo de la Policía.
Sin embargo, pese a que ella ya abrazó a su hijo y corroboró que está bien, aún no ha podido regresar a Medellín.
"Lo que pasa es que el Bienestar Familiar le está pidiendo a mi señora unos papeles para poder traerse al niño", dijo Juvenal quien aún no sabe exactamente cuándo volverá a ver a su bebé.
La última vez que logró comunircarse con su esposa supo que ella iría, ayer en la mañana, a una Comisaría de Familia con una fotocopia del registro de nacimiento de Yéferson y acompañada de dos testigos que le ayudarían a certificar que, en efecto, él es su hijo.
"Nosotros habíamos estado unos días en Cartagena y vivimos con una hermana y habíamos metido al niño a una guardería, entonces estamos esperando que alguna persona de allá acompañe a mi esposa para que diga que sí es nuestro hijo", agregó el hombre quien, de paso, resaltó el esfuerzo del Gaula de la Policía que, desde que él interpuso la denuncia por la desaparición del menor, apoyó a la familia en las intensas labores de búsqueda repartiendo volantes y desarrollando actividades de inteligencia para dar con el paradero del menor.
Hasta el cierre de esta edición, Juvenal seguía esperando noticias de su esposa y se llenaba de paciencia, en su humilde hogar en Santa Cruz, para esperar el momento en el que, por fin, pueda tener a su Yéferson en sus brazos.
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