Cuando comienzo el curso de Periodismo de Investigación con los estudiantes, hay unas palabras rectoras que les comparto: "no investigamos para hacerle daño a nadie en particular o para destruir la honra y el buen nombre de algún ciudadano. Nunca actúen con rabia, odios ni prejuicios. Honren un principio noble, el más periodístico: esclarecer la verdad, apegarse a hechos concretos, esos que deben ser sus amos".
Así ha actuado la redacción de este periódico en el caso específico de las contrataciones en el Departamento de Antioquia. Dijeron, quienes no lo creían, que estábamos haciéndole un favor al exministro y copropietario de esta empresa, Juan Gómez Martínez, para alentar (¿y asegurar?) su candidatura y triunfo por la Gobernación de Antioquia. Él ya renunció y, como me dijo una fuente que lo conoce de cerca, está en Italia "buscando unas vírgenes, que seguramente no va a encontrar".
Dijeron que no teníamos respaldo documental, que las investigaciones de los juiciosos, y rigurosos, periodistas Germán Jiménez Morales y José Enrique Guarnizo eran infundadas, sesgadas y arbitrarias. Siempre les dije a ellos (y les digo): a quien se sindique le darán la oportunidad de defenderse. Así ha sido.
Dijeron que Jiménez estaba pasando factura de cobro porque no le contrataron un libro con el Idea y porque a su señora la despidieron de la Gobernación. Él, por su iniciativa, canceló el proyecto editorial y ella renunció voluntariamente a su cargo. Hay documentos sobre el particular.
Este es un oficio que solo debe fundarse y ejercerse sobre la libertad, la buena fe y la solidez investigativa. A cada paso que han dado esos periodistas se les pusieron "pies de plomo"; cuatro, seis, ocho y más ojos, que "ven más que dos". Podría agregar, en mi caso como editor, que no conozco ni he tratado ni tengo nada contra aquellas personas que se relacionan con lo investigado. Otra vez: ha habido, sí, afán de saber la verdad, de conocerla, de precisarla.
El país está bastante agotado y empobrecido por cuenta de contratos y actos administrativos PÚBLICOS, con DINEROS PÚBLICOS, que no buscan el bienestar común y cuya ejecución LEGAL no se ajusta a la ley o al derecho. Contratos que defraudan a los electores, y al fisco. Que atrasan y frenan la posibilidad de entendernos y de construirnos ordenadamente como sociedad y Estado. Saludo los esfuerzos de cada medio informativo y de cada periodista que ha querido, con valor e independencia, romper las cadenas de esa corrupción.
De paso por Medellín, Daniel Santoro, editor político y de investigaciones del diario Clarín, en Argentina, les recordó a esta redacción y a sus lectores: "En el duro contexto de América Latina, el periodismo de investigación es la única especialidad del periodismo que puede aportar un grano de arena a favor de la transparencia del Estado. Vale la pena". No importa si la Justicia mira a un costado.
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