La semana pasada nació en Filipinas Danica Camacho, quien de manera simbólica pasó a ser la habitante del planeta número siete mil millones. Aunque el secretario general de la ONU Ban Ki-moon le dio la bienvenida al mundo, advirtió que este hecho no era motivo de alegría, puesto que los recién nacidos llegan a un planeta en el que hay “mucha comida y mil millones de personas que se van a dormir hambrientas cada noche. Mucha gente goza de lujosos estilos de vida mientras muchos otros viven en la pobreza”.
Las estadísticas parecen alarmantes. Que la población mundial haya crecido en mil millones de personas más durante los últimos 12 años, que las proyecciones digan que a fin de siglo serán 10 mil millones de habitantes, son cifras que parecen señalar que el crecimiento poblacional es la principal causa de la crisis económica, la situación de pobreza extrema y del calentamiento global. La solución más sencilla pareciera ser que las mujeres en edad fértil detengan o cancelen sus proyectos de maternidad para no traer al mundo “más bocas para alimentar”. Así lo han señalado diferentes artículos que se han publicado esta semana refiriéndose al tema.
Pero dejemos a un lado las teorías heredadas de un maltusianismo dramático. ¿La raíz del problema está realmente en el crecimiento poblacional? Vamos a la realidad: en muchos países el problema más bien resulta el del envejecimiento de la población.
Según un análisis de George Magnus, consultor económico del banco de inversiones suizo UBS, en Europa Occidental, el actual nivel de casi cuatro personas en edad de trabajar por cada una con más de 65 años se reducirá aproximadamente a la mitad en el 2050. Un continente cuyo leve crecimiento poblacional se da gracias a la llegada de inmigrantes.
En China, un país con conocidas medidas agresivas de control natal, el número de quienes trabajan por cada persona con más de 65 años caerá en el 2050 del actual nivel de 9,2 hasta el 2,5.
¿Cuenta nuestro planeta con la capacidad de alimentar un número de habitantes igual o superior al que tiene en la actualidad? Según Oliver de Schutter, relator especial de la ONU para la alimentación, con medios tecnológicos adecuados y viables es posible alimentar a 7 mil e incluso a 9 mil millones de habitantes. Más que un problema de escasez, dice, hay un problema de aprovechamiento de recursos. En India, por ejemplo, un 40% de las cosechas se pierden en el proceso de recogida y distribución.
El nobel de la Paz Norman Ernest Borlaug, (1914 - 2009), considerado el padre de la agricultura moderna, dijo hace nueve años que el mundo está preparado para alimentar a 10 mil millones de personas. “La pregunta más pertinente hoy es si a los agricultores y rancheros se les permitirá usar esta nueva tecnología”, dijo en el año 2002.
¿Y no será que entre estos 7 mil millones esté quien plantee y ejecute una mejor política de producción y distribución de alimentos, algo que en teoría sí parece ser viable? Creo que es más sensata la teoría que plantea el escritor español Manuel Guerra Gómez: “Al menos a la larga, se sufren las consecuencias nefastas del egoísmo de eliminar el número de comensales en vez de distribuir mejor los alimentos en la mesa de la familia humana”.
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