Suenan bombos y platillos cada vez que se anuncia la construcción de una gran obra para redimir a los habitantes del olvidado y marginado Chocó, pero al final, mucho de lo propuesto queda reducido a un circo mediático animado por las más importantes voces gubernamentales y ciudadanas.
Después de la algarabía Chocó vuelve a sumirse en su silencio de sombras, selvas, ríos, pobrezas absolutas y una riqueza tan mágica, que nadie parece capaz de aprovecharla.
En ese escenario parece enmarcado el proyecto de interconexión vial Nuquí-Las Ánimas, que uniría el interior del país con el Pacífico, no por la gran troncal de los sueños del desarrollo nacional, sino por una carreterita sin mayores ambiciones.
Luego de años de negociaciones con las comunidades nativas, grupos ecologistas y otros sectores nacionales e internacionales y tras obtener las licencias del caso, Planeación Nacional presentó la obra como un propósito nacional.
Hace tres años fue adjudicado el contrato a un consorcio de empresas que construirían 68 kilómetros de vías por un valor de 117.760 millones de pesos. Pero hasta el momento, la maquinaria parece empeñada por las partes que se enfrascaron en un pleito judicial, común en el Chocó y hasta hoy no se mueve una roca.
El problema no es nuevo, el ingeniero Johel Moreno, sostiene que ha transcurrido 43 años desde la iniciación de trabajos interrumpidos una y otra vez, sin que el primer carro llegue al Pacífico por esta carretera.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4