El hombre que tiene el reto de reducir la tasa de homicidios en Medellín, que al mes de julio superó los 1.000 casos, calza 39 y no es tan alto como uno se imaginaría. "Mido 1.70 raspadito", dice dejando salir la primera carcajada de la conversación.
Algunos de sus colaboradores dicen que el coronel Luis Eduardo Martínez Guzmán es bravo, pero que regaña como un papá. Las mujeres, a veces quebradizas por mucho uniforme que lleven puesto, confiesan que han llegado a llorar. Pero el Coronel vuelve al rato y dice, "vea, eso se lo digo es por su bien".
"Cuando tengo que llamar la atención castigo fuertemente y no tengo miramientos. Eso sí, con respeto. Yo desligo siempre lo personal de lo institucional", dice mirando a los ojos. Siempre mira a los ojos.
El control del televisor está bajo el imperio, como suele suceder, de su esposa. Excepto cuando se trata de noticieros, que es lo único que ve. 'Uno' se llama el tango que lo devuelve a Manzanares, Caldas, donde su mamá de niño lo peinaba con aguapanela, para que el pelo le quedara tieso.
Su computador portátil si bien está atestado de fotos de operativos, también anda contaminado de tangos del Caballero Gaucho, Óscar Agudelo, Armando Moreno y Andrés Falgás, tonadas que pese a no saberlas bailar, canturrea mientras lee a solas en el salón que tiene como despacho.
En un Consejo de Seguridad que se llevó a cabo el año pasado, alguien se atrevió a decir que Martínez era uno de los oficiales consentidos del Presidente Uribe. "Yo lo único que hago es cumplir sus disposiciones al pie de la letra, como subalterno que soy", repone.
Aunque oficialmente le queda un año en la institución, pues cumple el ciclo de Coronel full, la voz le suena grave cuando dice que quiere ser General. Lo sabe desde que era subteniente y atravesaba matorrales en busca de guerrilleros en el Oriente del Huila.
Pero antes de que el generalato considere su nombre, según él mismo reconoce, deberá asumir la prueba de fuego: ser el líder de la seguridad en una ciudad que quiere salir del relampagueo de la delincuencia.
En tres años y siete meses en la Policía Antioquia, ¿alias 'Mario' fue su dolor de cabeza cuando entró en el Bajo Cauca?
"Primero hay que entender que cuando él quiso penetrar el Bajo Cauca hizo alianzas con alias 'Cuchillo', el 'Loco' Barrera y con bandas como los 'Paisas' y los 'Rastrojos'. Para combatir a 'Mario' se diseñó una estrategia en la que intervinieron los comandos de Policía de Urabá, Córdoba y Antioquia, golpeando fuertemente las estructuras de apoyo, con capturas e incautaciones. Eso hizo que él no pudiera salir de Urabá. Así lo presionamos, para que el nivel central de la Policía lo capturara".
En el Bajo Cauca se dispararon los homicidios este año, ¿qué está ocurriendo allá?
"Pero si se fija, el homicidio está comenzando a ceder. Muertos hay. Pero en Caucasia, por ejemplo, llegamos a tener una tasa de 15 asesinatos semanales y este año hemos tenido promedios de cinco, seis y hasta dos. Esta región por muchos años ha vivido del narcotráfico, tuvo dos frentes de autodefensas muy cimentados, y ahora son las bandas las que se disputan el negocio".
¿Usted cómo cree que le fue?
"Bien, por no decir excelente. Le nombro la captura de 'Tío Pacho', el gran secuestrador del Frente 34 de las Farc. También, la baja de alias el 'Paisa', tristemente célebre por el asesinato del gobernador Guillermo Gaviria y su asesor de Paz, Gilberto Echeverri. La detención de 'René' y 'Memín', que tenían azotado el Suroeste y el Occidente de Antioquia, respectivamente, fueron resultados importantes".
Ahora que llega a Medellín, ¿qué análisis le merece lo que sucede en materia de seguridad?
"En Medellín también se vive una guerra por el poder del narcotráfico. Eso hay que tratar de atacarlo con Policía judicial, con inteligencia y ganando la confianza de la comunidad. Lo que requiere un aumento importante del pie de fuerza, pero eso no es tan inmediato. Esos hombres no se forman de la noche a la mañana".
Medellín tiene 5.600 policías, ¿cuántos más necesita?
"Cualquier cifra que le coloque es corta para las necesidades, pero lo mínimo sería que alcanzáramos la media internacional, esto es, un policía por cada 250 habitantes. Aquí tenemos un efectivo por cada 540. Sin embargo, si la comunidad confía en su Policía, eso reduce el margen".
¿Usted es partidario de revivir la Brigada Anti-homicidios? El secretario de Gobierno asegura que una de las razones por las cuales se acabó fue por celos entre los organismos de investigación...
"Yo lo que creo es que el número de asesinatos rebasó la capacidad de esa brigada. Los celos entre las instituciones iguales son un problema de nunca acabar y la razón es el protagonismo. Yo reviviría un trabajo conjunto con un grupo importante de fiscales y de investigadores dedicados al tema. Pero tendríamos que sentarnos a poner los puntos sobre las íes y decir que aquí no tenemos que ser protagonistas de nada, y que lo que la sociedad necesita es tranquilidad. Yo estoy dispuesto a que ese grupo trabaje por la individualización de los grandes capos de combos que están sembrando el terror".
¿Quiénes son?
"Que los delincuentes de Medellín queden notificados de que les vamos a mostrar la cara, de que vamos a ofrecer recompensas y a tratarlos con mano dura. Tenemos que acabar con ese mito de la tal banda de los 'Triana'. La única forma de golpear esas estructuras es con un aparato judicial robustecido y con investigadores muy honestos; que se integre la Sijín con el CTI. La meta es acabar con la mal llamada 'Oficina' o en su defecto debilitarla. Porque alrededor de ella se genera toda esta clase de situaciones".
En un albergue de la ciudad hay más de 70 personas que fueron obligadas a irse del barrio 'Medellín sin tugurios'. Según el Personero, eso habla de un repunte del desplazamiento intraurbano...
"Nosotros tenemos que escuchar de manera directa a la ciudad. Comenzar a hacer consejos de seguridad, en esos sitios donde la inseguridad es amplia y preguntar qué les aqueja. Tenemos que descentralizar los mandos y comprometer a la comunidad porque, qué nos ganamos con que la gente sepa quién es el delincuente y nosotros no".
Itagüí ha registrado 107 homicidios hasta el 30 de junio. ¿Qué ajustes se tienen qué hacer en la estación de ese municipio?
"Hay que entrar a hacerle una intervención directa, para saber qué es lo que pasa. En el tema que se vio involucrada la Policía por el accionar delincuencial de algunos de sus hombres, es una situación terrible y la gente tiene que entender que esa no es la política institucional. Es el actuar de unos hombres que no representan el común denominador".
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